Jornada cívica

Más de 13 millones 450 mil ecuatorianos ejercen este domingo su derecho al voto.

Fueron convocados para elegir alcaldes, concejales, prefectos, viceprefectos, miembros de las juntas parroquiales rurales y consejeros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.

Además, decidirán sobre las preguntas de la consulta y el referendo constitucional.

Solo la democracia permite el pronunciamiento del pueblo en las urnas, un sistema aborrecido por las dictaduras; también prostituido por regímenes autoritarios con ropaje democrático para perpetuarse en el poder al reconocer la ineficacia de las revoluciones mediante las armas.

Al ser la democracia siempre perfectible, ajustable a los tiempos modernos, las elecciones de hoy pueden marcar las pautas en esa dirección, independientemente de los resultados.

Ojalá los ecuatorianos, más allá de concurrir a las elecciones por obligación legal, lo hagan por plena convicción, de manera masiva, con una alta dosis de civismo e inteligencia.

El destino de sus jurisdicciones, donde habitan, donde ejercen sus trabajos u oficios, donde se educan, donde sienten sus múltiples necesidades, bien merece aquellas y otras responsabilidades ciudadanas.

Con absoluta certeza se dice: las elecciones seccionales, por ser las más cercanas a la gente, son vitales. Tienen, pues, incidencia directa.

Abogamos también por la transparencia del proceso electoral. A esperar los resultados oficiales con madurez. A discernir con responsabilidad todo cuanto se diga en las redes sociales, no siempre creíbles; sobre todo a respetar la voluntad popular expresada en las urnas.

Habrá candidatos ganadores y perdedores. Aceptar la derrota es de demócratas. Ni se diga la victoria, pero con humildad; pues luego vendrá la hora de gobernar, cuando se encuentren con la realidad – dura la mayor de las veces-, y deban cumplir las ofertas.

Las elecciones de hoy ratifican Ecuador democrático.