Repensar la política

Los votos nulos y blancos también son una expresión de la voluntad popular.

Desde hace algún tiempo esas dos opciones crecen. Sumadas, si no quedan muy cerca de los candidatos ganadores, las superan.

El Ecuador debe ser uno de los pocos países donde para una misma dignidad se presentan, cinco serían poco; no, más bien seis, ocho, diez y hasta doce candidatos.

Tantos candidatos cuantos movimientos hay, cuantas alianzas se forjan, hasta para sobrevivir en los registros del CNE.

No todos los candidatos propuestos son idóneos; otros son repetitivos; otros, incluso buscan en la política una forma de vida.

Diario El Mercurio publica una información en ese sentido. Sumados, los nulos y blancos superan la votación obtenida por los virtuales, alcalde de Cuenca y prefecto del Azuay, en su orden, Cristian Zamora y Juan Pablo Lloret.

En el primer caso, ese tipo de votación alcanza los 59.795 sufragios. El ganador suma 53.851.

En el segundo, nulos y blancos son 113.004; el triunfador alcanza 75.848 votos.

Algo similar ocurre en varios cantones azuayos; incluso en el resto del país.

Tal comportamiento ciudadano no debe tomarse a la ligera. Los ganadores en el fondo lo saben: asumirán sus cargos sin tener mayor legitimidad popular, mucho más si los porcentajes obtenidos son mínimos respecto de quien quedó en segundo, tercer y cuarto lugar.

Habrá varias interpretaciones. Este diario recoge algunas, expresadas por profesionales en distintas áreas sociales.

Hastío, incredulidad, decepción por la clase política, no sentirse representado, rechazo a los candidatos propuestos, al tipo de campaña, repudio a partidos y movimientos, imparable corrupción, libertad para los corruptos, y un largo etcétera, podrían confluir para tan preocupante realidad.

Repensar la política es necesario. Urgen reformas en el sistema electoral. Partidos y movimientos deben remozarse. Sobre todo, desde el poder local, provincial y nacional, resolver los problemas de la gente.