Una semana después, Siria empieza su largo camino hacia la recuperación

Camiones con ayuda para las víctimas del terremoto en Siria. Foto EFE

Siria ha dejado atrás la fase inicial de emergencia y se adentra poco a poco en los trabajos de recuperación, al cumplirse este lunes 13 de febrero de 2023 una semana de los seísmos que devastaron amplias zonas del país y pusieron en evidencia las limitaciones de los mecanismos de la ONU para entregar ayuda a los bastiones rebeldes.

Mientras las excavadoras despejan las carreteras obstruidas por los escombros y las escuelas reabren ya sus puertas en las zonas que no se vieron afectadas por la tragedia, el recuento de víctimas continúa parado en los 3.575 muertos y 5.291 heridos desde hace cerca de dos días.

El Gobierno sirio y el grupo de rescatistas Cascos Blancos, que opera en las áreas rebeldes del noroeste del país, han dejado de actualizar sus balances con asiduidad, aunque tampoco han declarado oficialmente el fin de la búsqueda de las personas que continúan desaparecidas en sus respectivas zonas.

Desescombrando el noreste

En las regiones opositoras de las provincias de Idlib y Alepo, los Cascos Blancos comenzaron hoy a quitar los escombros que desde el pasado lunes obstruían «de forma total o parcial» varias carreteras en distintos puntos, explicó el jefe del grupo, Raed al Saleh, en su cuenta de Twitter.

Al menos 550 edificios se derrumbaron a causa de los seísmos en los bastiones rebeldes, donde también registraron daños graves otros 1.570 inmuebles y miles más sufrieron desperfectos de menor envergadura, según las estadísticas difundidas hoy por el líder de los Cascos Blancos.

En las áreas opositoras en manos del Organismo de Liberación del Levante, una alianza islamista en la que se incluye la exfilial siria de Al Qaeda y que controla buena parte de Idlib, además de algunos puntos en Alepo, la respuesta a los terremotos ya entró en su segunda fase durante el fin de semana.

El líder del Organismo, Abu Mohamed al Julani, anunció el pasado viernes en rueda de prensa que el Comité de Respuesta a la Emergencia, formado tras los seísmos, daba por concluidos los esfuerzos para la coordinación de las labores de rescate o la evacuación de los edificios dañados.

Al mismo tiempo, anunció el inicio de la segunda fase, que incluye el reparto de ayudas económicas a las familias afectadas, la evaluación de los inmuebles con desperfectos, encontrar viviendas alternativas para quienes perdieron las suyas y retirar los escombros de los edificios derrumbados.

Según el Comité de Respuesta a la Emergencia, las tareas de desescombro están ya en marcha en las localidades de Azmarin, en Idlib; o Jindares, en Alepo, una de las más masacradas por la tragedia en todo el país.

Al Julani aseguró en su reciente discurso que uno de los objetivos principales de la nueva etapa es proporcionar apoyo y protección a «todos» los equipos médicos y humanitarios que ingresen a Idlib a través del paso fronterizo de Bab al Hawa, en la divisoria con Turquía.

La ayuda, también en el horizonte

Ese es el único cruce por el que la ONU está autorizada a enviar ayuda a los bastiones rebeldes del noroeste de Siria, algo que no comenzó a hacer hasta pasados cuatro días del seísmo inicial, una demora por la que ha recibido un aluvión de críticas desde diferentes sectores dentro y fuera del país.

La asistencia humanitaria a estas zonas rodeadas de territorio en manos de actores rivales ha sido uno de los temas de conversación durante una reunión celebrada hoy en Damasco entre el ministro sirio de Exteriores, Faisal al Miqdad, y el enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen.

«Me complació escuchar garantías por parte del Gobierno sirio de que nos apoyarán en el trabajo que estamos haciendo en toda Siria», indicó el responsable de las Naciones Unidas en declaraciones a la prensa tras el encuentro.

También trató hoy este asunto el jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, que se encuentra simultáneamente en el país árabe y quien mantuvo un encuentro con el presidente sirio, Bachar al Asad.

«El presidente Al Asad enfatizó a Griffiths la necesidad de entregar ayuda urgente a todas las regiones de Siria, incluidas aquellas bajo ocupación y control de grupos terroristas armados», aseguró la Presidencia siria en un comunicado, en referencia a los bastiones rebeldes.

Por el momento, se desconoce si el Gobierno de Al Asad se refiere a que permitirá el envío de ayuda al noroeste desde su territorio, una vía por la que siempre ha abogado y que ya se venía utilizando una vez al mes, o si también está dispuesto a permitir los envíos transfronterizos desde Turquía.

Rusia, aliada de Damasco, utiliza desde hace años su derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para obstaculizar el acceso directo a las áreas opositoras sin pasar por las manos de Al Asad.

A su vez, también el Organismo de Liberación del Levante tiene un gran poder de decisión en el asunto, ya que puede prohibir la entrada de suministros tanto por Bab al Hawa como desde el interior de Siria. EFE