Saludo afectuoso por este día

Edgar Pesántez Torres

Pocos días como éste para acercarse a los seres que se ama más allá de la pasión y a aquellos en quienes se deposita mucho afecto, hasta el advenimiento de la confidencialidad que se desborda en amistad, apego que llega a veces súbita o lentamente, pero cuya aceptación y cultivo hace que un día, como este 14 de febrero, caigas en cuenta que  junto a ti hay unas cuantas personas, ¡qué importa si pocos!, están inamovibles e imperturbables y a los ningún seísmo, ruina o fracaso hicieron que se alejen. 

Por lo dicho y en viendo que a San Valentín se lo recuerda sólo como facilitador de la efusión juvenil, hoy, quien hace rato fue asestado con la lanza de Cupido, deseo saludar a los amigos, a quienes he dado y me han dado afecto hasta engendrarse en amistad, y vaya que la amistad más profunda sea la que nos ayude a descubrirnos del todo a nuestros propios ojos. Con este motivo, recuerdo que alguien dijo que “toda amistad es deseable por sí misma, pero tiene su origen en los beneficios” y añadió que “no necesitamos tanto de la ayuda de nuestros amigos, como de la confianza en esa ayuda”.

La amistad seguirá siendo una necesidad vital para el desarrollo de la humanidad, de la cual sólo prescinden los locos que rompieron el vínculo afectivo con la humanidad, los desconfiados que piensan que el ser humano es malo por naturaleza y los tímidos que queriendo estar con los demás, el miedo al rechazo o a parecer inadecuados se los impide compartir. Cuando leía al hedonista racional Epicuro para compartir sus pensamientos con los amigos lectores, encontré que éste sostenía que tener amigos es necesario y placentero, porque obtenemos dos ventajas: seguridad y confianza.

Se tiene la falsa y egoísta idea en solo esperar del otro que satisfaga nuestros sentimientos, si no reprocharlo y hasta alejarse porque no está de con lo que pensamos o sentimos, pero no evaluamos en sentido reverso. Igual que en el amor pasa con la amistad, sólo nos quejamos porque no nos comprenden, pero no advertimos que el concierto en el amor y en la amistad está en comprender antes que ser comprendidos. De ahí que lo que importa es dar más que esperar te lo den y menos recompensa por lo que das. Quien da esperando devolución, no es por amistad ni por amor. (O)