Por el despeñadero

Aurelio Maldonado Aguilar

Las cosas que le pasan al país, son de miedo. Todo demuestra descomposición brutal a todo nivel y no podemos creer ya en nada ni nadie y los que podríamos llamarnos segmento pensante de la ciudadanía, no descubre el porqué, de tanto desvarío y corrupción. Lasso está caído. Los últimos escándalos del cuñado comprometido luego de haber sido autoridad por años de organismos importantes, es terremoto cruel, peor que el de Turquía, volviendo polvo la credibilidad del gobierno que, débil, timorato, inactivo, parecía esforzarse en contra de la peste fuerte y ya completamente instituida del narcotráfico, con su enorme capacidad económica para comprar conciencias y actitudes. Declaración y testimonios filtrados que aseguran que el gobierno de zapatitos rojos tiene tratativas con mafias albanesas de la droga y que de ser ciertas, como parece, pujan con el gobierno del prófugo belga que consolidó mafias y pactó con ellas y con grupos subversivos de la forma más indigna y traidora para el Ecuador. Caído digo, porque movimientos indígenas van preparando sus palos, piedras y organizadas huestes y en la debilidad que enfrenta el gobierno del encuentro, terminará lamiendo el polvo en las reyertas. ¿Y luego? El abisal despeñadero nos espera. No tenemos líderes y peor aún, honestos que puedan salvarnos. Con una consulta ganada por los cacos en forma mayoritaria y general a lo largo y ancho de la dolida patria y que se encuentra en revisión voto a voto por declaraciones y sospechas de fraude de los mismos integrantes del Consejo Electoral que descubren oficinas paralelas para el dolo, atiza las ascuas de la duda. ¿Hubo el cacareado fraude? cosa por demás posible y creíble sabedores del tipo de consciencias y conductas delincuenciales y mañosas que tienen los correístas. El despeñadero se vuelve inevitable y todo puede suceder en este estado de cosas. Parece ser que el cáncer incurable y metastásico de la droga, termina siendo el fangal donde tropiezan y contaminan todos, pues la codicia desenfrenada de riqueza inconmensurable que consiguen todos los que pueden robar de mil y un maneras desde sus posturas gubernativas, sobrepasa con largo la dignidad y honestidad que se va confundiendo con tontería. Nuestra suerte se encuentra rodando como piedra por una pendiente y es más fácil, dadas las actuales circunstancias, terminar como Venezuela o Cuba, que lograr salvarnos. Anoche la justicia libera a Junior el más grande narcotraficante y asesino de treintena de hombres. ¿Qué les parece?  (O)