Lalay Cañari, el lado sagrado del Carnaval

Representante de la Tucayta encabezando el recorrido hasta el cantón Cañar. XCA
Representante de la Tucayta encabezando el recorrido hasta el cantón Cañar. XCA

Las 15 comunidades y 4 cooperativas que conforman la organización Tucayta (Tukuy Cañar Ayllukunapak Tandanakuy o Unión de Familias Cañaris traducido a español) vivieron esta celebración con la que mantienen vivas las tradiciones.

Tímidos rayos de sol despertaron este lunes de Carnaval a los miembros de las 15 comunidades y 4 cooperativas agrícolas que conforman la organización Tucayta. Ellos se preparaban para vivir la fiesta anual del Lalay Cañari, la celebración del florecimiento y la unidad.

La primera concentración fue en Zhayacrumi, punto al que estuvieron convocados los priostes. Desde aquí partieron hasta Zhizho, donde tenían previsto encontrarse con todas las organizaciones. No sin antes atravesar comunidades como Ayahuayco.

Durante el trayecto, los comuneros compartieron comida y bebida. Mote, papas y chicha entre las especialidades gastronómicas y, sobretodo, “buena voluntad y cariño”, comentó una de las líderes comunitarias.

Desde tempranas hora, los priostes ofrecieron comida a las personas que asistieron al desfile. / XCA
Desde tempranas hora, los priostes ofrecieron comida a las personas que asistieron al desfile. / XCA

Con cajas (tambores) pingullos y huajayrus (instrumentos de viento), los hombres revestidos con trajes del denominado “taita Carnaval” interpretaban el lalay, el tono festivo de la celebración indígena.

Con cada paso retumbaban las cajas, mientras la notas de las flautas se expandían por el ambiente. Entonando estos ritmos llegaron a Zhizho para preparase y disponerse a salir con dirección a Cañar.

Ruta

Una vez reunidas todas las organizaciones, los priostes encabezaron el colorido y alegre desfile hasta la sede de la Tucayta. Abundan en las delegaciones los trajes del “Tita Carnaval”, mítico personaje de la cultura Cañari.

Este usa cuzhma (prenda similar a un poncho pequeño), faja o chumpi, camisa bordada, pantalón, zamarro, ozhotas (calzado), pañuelo y lleva consigo armas como el chicote, la huaraca y la picsha.

La tradición oral comentada por los comuneros revela que estas últimas herramientas se derivan del ancestral juego del pucara. Por esta razón usan los sombreros de gran tamaño para protegerse de los golpes, aseguran.

Con estos personajes va la Ñusta o reina de la organización, los capitanes de gallo (personas importantes de la organización) más los presidentes de las comunidades. Ellos encabezan las denominadas comparsas protagonizadas por los cañaris.

Visten la típica cuzhma (el traje de gala de los cañaris) con la respectiva faja y la camisa bordada y el sombrero cañari.

Les siguen las delegaciones de las organizaciones comunitarias y van con los carnavaleros y los huasitupak, que son quienes reciben a los carnavaleros con cortesía y fraternidad y les invitan bebidas como chicha o licor.

Cuyñaña

Llamativa delegación, protagonizada por mujeres, fue la “cuyñaña”. Se trata de una especie de altar que es llevado en andas, exclusivamente por mujeres de las comunidades. Se trata de una estructura de madera decorada con alimentos. Eso la convierte en una ofrenda a la Pachamama.

Granos tiernos, frutas, animales vivos y muertos como cuyes y gallinas, son la mejor muestra de la celebración. Entorno al altar, mujeres de las comunidades cargan en cestos la harina de jora, la panela, el licor y la caña, ingredientes con los que se elabora la “deliciosa chica, bebida típica de nuestra región” comentó Janet Pinguil, quien primera vez ayudó a siete mujeres más a llevar en hombros la “cuyñaña”.

Hay quienes llevan animales vivo como cuyes y gallinas. Y los decoran con dinero “esperando prosperidad para el próximo año”, comenta Víctor Buscán de Puchucún.

Los adultos mayores, los jóvenes y los niños también destacaron en la fiesta. Revestidos con los trajes típicos, entonaron los ritmos del lalay, cantaron en el idioma de sus ancestros y se alimentaron de lo que les compartieron.

Fiesta de la unidad y la confraternidad que más allá del tradicional Carnaval, se convierte en el mejor mecanismo que une a las comunas cañaris. (FCS)