Incertidumbre y esperanza, las dos caras de un trasplante

A escala nacional existen 795 pacientes activos en lista de Espera Única Nacional para realizarse un trasplante, según datos del Instituto Nacional de Donación y Trasplante de órganos (INDOT). Dos historias, una desde la espera y otras dos desde la solución.

Elizabeth Barbecho, ‘Jairo’ y Luis Espinoza son personas que no se conocen, pero tiene algo en común. En algún momento les diagnosticaron que necesitaban un trasplante de órganos. La diferencia en sus historias es que a los dos pacientes ya les operaron, mientras que el tercero, aún espera.

Esperar es un suplicio para Elizabeth Barbecho

La vida de Elizabeth, una mujer de 43 años de edad, trabajadora, con sueños y una familia cambió repentinamente a causa de una extraña enfermedad. Se enteró que era portadora de una patología que, hasta hace poco, pudo ser identificada como síndrome de Bernard-Soulier.

Se trata de una enfermedad rara genética que afecta la correcta coagulación. Se calcula que la incidencia de este síndrome es menor a una en un millón de personas, basado en casos de Europa, Norteamérica y Japón.

A causa de este problema de salud, su vida cambió y ha dejado de trabajar por las dificultades que esto representa, como perder la movilidad y la fuerza en sus extremidades. Para aliviar esta dolencia, requiere de un trasplante de médula ósea.

Ante no poder ser intervenida en centros médicos públicos de Cuenca, está en proceso de tramitar la visa para conseguir ayuda en otro país. La única alternativa que le han dado para que se intervenga en la ciudad, costaría entre 30.000 y 40.000 dólares.

Por ahora baraja la posibilidad de viajar a Argentina o Estados Unidos en un busca de la intervención quirúrgica.

Sin embargo, surgió otro inconveniente: conseguir la autorización para ingresar a suelo estadounidense. Espera que el trámite no se alargue y la respuesta sea positiva.

La mujer no puede recibir medicación, pues los galenos le han asegurado que es una enfermedad que no se trata en ninguna parte del mundo. Hace poco estuvo con principios de cáncer al estómago y mantiene un tratamiento que también está en proceso de recuperación.

Al principio, los médicos pensaban que padecía de leucemia, comentó. Hasta que un examen, aplicado en Quito, descartó esta patología y confirmó que era portadora de una rara enfermedad.

Como creyente católica, pone todo en manos de Dios sin dejar de mantener viva la motivación por seguir viviendo.

Una segunda oportunidad de vida

Luis Mendoza es un joven al que se le aplicó un trasplante renal. Luego de su intervención, expresó los médicos que lo operaron: “tengo una segunda oportunidad”. Emocionado y agradecido, recuerda que los recibió mientras le comentaban su estado de salud.

Agradecido con Dios por conseguir el trasplante de manera exitosa, les comentó a los galenos sentirse alegre al ver cómo su cuerpo trabajaba por sí solo. Los médicos le explicaron que su nuevo riñón recibió la sangre de buena forma y que, por lo tanto, la operación fue un éxito.

Aseguró que recibir este trasplante le permite ver la vida de otra manera, algo que espera no piensa desaprovechar.

Una historia similar vivió la familia de ‘Jairo’, de 12 años de edad, quien la mañana del 22 de enero de 2022 recibió la noticia, por intermedio de sus padre, de que sería operado en el Hospital Pediátrico Baca Ortiz, en Quito.

El adolescente fue notificado que fue seleccionado para un trasplante de riñón por el antecedente patológico de deficiencia renal crónica, estado 5.

El joven recuerda que pasó por exámenes rigurosos para cumplir los parámetros necesarios de compatibilidad con el órgano. Lo primero que hizo, luego de la operación, fue levantarse de su silla y, con una sonrisa, saludar a los médicos.

En ambos casos, tener una segunda oportunidad es la constante. Y hay otra coincidencia: ambos mantienen viva la esperanza de que aumenten los donantes de órganos para dar otra oportunidad a más personas con graves enfermedades.

Ser donante es fácil

Desde el 2011, por Ley, todos los ecuatorianos pueden ser donantes. Hasta el 2022, según registros del INDOT, el 77,55 % de los ciudadanos mantienen su condición de donantes en su cédula de identidad.

Por otra parte, la pregunta más frecuente es ¿cómo se puede registrar la voluntad de ser donante de órganos y tejidos? Esto es posible acudiendo a una oficina del Registro Civil y, en pocos minutos, podrá demostrar su voluntad de ayudar a otros. Igual puede hacerlo durante la renovación del documento de identidad.

Acciones de las instituciones públicas

El Hospital José Carrasco Arteaga del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) está acreditado para aplicar trasplantes de riñón, hígado y córnea. En esta casa de salud, en 2022 se realizaron 39 trasplantes y en lo que va de este año, se han efectuado 8.

En cuanto al Hospital Vicente Corral Moscoso, no realiza estas cirugías. Sin embargo, cumple la función de identificar a los donantes.

En 2022 se identificaron 21 posibles donantes cadavéricos, de los cuales cinco fueron efectivos.

De un donante se puede obtener riñones, hígado, córneas, huesos, piel, tendones, según la edad del donante y patologías sufridas, explica María Eugenia Montesdeoca, Coordinadora de Donación de Órganos y Tejidos del Hospital Regional.

Cuando existe un paciente con muerte encefálica, certificada por los profesionales, la Coordinación hace un seguimiento, mediante la realización de exámenes de sangre para determinar cómo están los órganos y tejidos.

De acuerdo con los resultados, se comunica al INDOT, entidad que realiza la consulta al Registro Civil para saber si es o no donante. Con el documento, en caso de ser donante, el hospital se reúne con la familia y se les hace firmar un documento de notificación.

Finalmentem se realizan exámenes complementarios para la donación y se envían al INDOT, ente encargado de enviar a los equipos de trasplantes que existen en los hospitales certificados del IESS y deciden qué órganos van a ser utilizados, de acuerdo a la Lista de Espera Único Nacional (LEUN).

El trasplante de córnea es el más común que se registró, en 2022, a escala nacional, según datos publicados por el INDOT.