La desprestigiada Asamblea

Marco Carrión Calderón

En lugar de trabajar por la prosperidad y bienestar del país mediante la expedición de las leyes adecuadas, la Asamblea Nacional se ocupa fundamentalmente de generar inestabilidad nacional, desmoralización institucional y atraso. Pero, ¿qué más se puede esperar de un organismo integrado por una gran mayoría de personas que están allí sin tener ni los méritos ni la formación adecuada para legislar, es decir elaborar leyes, que es la condición sine qua non de lo que es por su naturaleza el “Órgano Legislativo” de un país?

Desventuradamente como consecuencia del actual sistema político y de elecciones que han conseguido imponer al país esas mafias políticas que vienen mandando desde hace muchos años, cualquier fulano o fulana puede ser elegido como “legislador” sin tener la más remota idea de lo que eso significa. Serán muy buenos en sus actividades laborales o profesionales, pero no saben lo que significa ser designados “Asambleístas”. Lo que si ha llegado a su reducido entendimiento es que allí se tiene muy buen sueldo, se tiene influencias suficientes para asegurare, con suerte, escalar a otras posiciones políticas de las cuales, obviamente, tampoco tienen idea, o bien de conseguir negociados y buenos ingresos para sus agnados y cognados, legal o ilegalmente, pues esto ha perdido significación a estas alturas de la vida nacional.

Y así nos explicaremos cómo esa gente que ocupa las curules de la desprestigiada Asamblea se pasa los días, los meses y los años, sentados sin hacer nada importante, cuando más alzando las manos de vez en cuando, apoyando a esos seudolíderes en los turbios negociados y acuerdos infames para formar mayorías ocasionales con turbios propósitos. Así nos explicamos la actual mayoría propiciada por un inconcebible “entente” entre social cristianos y correístas, tradicionales e irreconciliables enemigos. Nos parece inconcebible a millones de ecuatorianos el cómo los socialcristianos ofendidos y vilipendiados por Correa ahora estén prestos a obedecer sus disposiciones que llegan desde Bélgica con tal de satisfacer sus venganzas con el gobierno. Amerita una movilización y levantamiento contra la Asamblea Nacional. (O)