8 de marzo

Caroline Avila Nieto @avilanieto

Aunque ayer más de un mensaje llegó con el tradicional “Feliz Día Mujer” no todas lo usamos para felicitar, sino para conmemorar.  La historia recoge episodios como el del 8 de marzo de 1857 cuando mujeres en Nueva York, que trabajaban en la industria textil, organizaron una huelga con la intención de conseguir salarios más justos y condiciones laborales más humanas. Por supuesto, fueron detenidas por agentes de la policía.  51 años más tarde, otro 8 de marzo, fueron 15mil las mujeres que se tomaron las calles de Nueva York para exigir el aumento del sueldo, menos horas de trabajo, el derecho al voto y la prohibición del trabajo infantil.  El slogan era “Pan y Rosas” en símbolo de seguridad económica y de una mejor calidad de vida.

Aunque las fechas fueron cambiando, las alertas se repetían.  Las mujeres en diferentes partes del mundo daban señales claras que sus derechos requerían mayor atención en una sociedad que era y sigue siendo injusta con ellas.  Del derecho laboral, que fue el primer motivante, se dio lugar al derecho a la ciudadanía gracias al movimiento sufragista de inicios del siglo pasado, y ahora el derecho a sus vidas ante la violencia machista.   Desde 1975, bajo la declaratoria de la UNESCO, el mundo reconoce esta lucha por los derechos de las mujeres con un día especial digno de conmemorar.  El Día Internacional de la Mujer sirve para exponer con más fuerza las alertas que siguen siendo necesarias ante contextos en los que todavía hay inequidad, injusticia, violencia e inseguridad.

En Ecuador son menos de 100 años que una mujer pudo ejercer su derecho al voto y junto con ello su derecho también a estudiar la universidad, en ambos casos Matilde Hidalgo fue pionera.  A Cuenca le tomó más de 150 años tener una rectora universitaria, y todavía no elige una alcaldesa.  Las mujeres en el mundo comercial e industrial han encontrado espacio a fuerza de pulso en un sector dominado por las empresas familiares.  El camino para ellas todavía está en construcción, por eso la pausa para la necesaria conmemoración.  (O)