Recicladoras

Ana Abad R.

Escuchar a las dirigentes de la Red Nacional de Recicladores, Laura Guanoluisa y Rosa Uyaguari, la claridad con que exponen sus realidades y necesidades a la ciudadanía y a las autoridades sobre uno los oficios menos reconocido y valorado de la sociedad, que se desarrolla en condiciones deplorables, con riesgos para su salud y su integridad física nos compromete a un verdadero cambio a la hora de gestionar los desperdicios que producimos en nuestros hogares, en nuestros lugares de estudio y de trabajo. Sus justas demandas ante los gobiernos locales no solo responden a la defensa de sus derechos laborales sino, en especial, al reconocimiento y apoyo que debemos hacer a su diaria y silenciosa labor porque su trabajo es vital para la vida, la salud y el cuidado del medio ambiente. Ellas evitan que toneladas de material reciclable vayan al relleno sanitario y puedan ser luego reintroducidos en cadenas de producción, lo que genera un significativo ahorro a las finanzas públicas y evita la emisión de toneladas de CO2 al ambiente; sin embargo, cada recicladora sufre más de tres lesiones al año, 51% de ellas reporta haber experimentado alguna discriminación con una frecuencia de hasta seis episodios al año, menos del 1 % son afiliadas al IESS. Si a esto sumamos que los ecuatorianos hacen una defensa pasiva de la naturaleza y no tienen hábitos de reciclaje, lo mínimo que deberíamos hacer es aprender a reciclar bien, agradecer y reconocer su trabajo con todos los beneficios sociales que requieren como recicladoras de base y percibir salarios dignos como los recolectores de la basura. (O)