Pantalla democrática

El mensaje que el gobierno, a través del Banco del Desarrollo, intentó mostrar al país fue que el Ejecutivo todavía es capaz de ejercer liderazgo y poder. La cita con los gobiernos seccionales resultaba una excelente oportunidad, además de ser un espacio útil dado que la exposición de servicios desde los distintos ministerios y en particular de los del Banco de Desarrollo, permitiría ofrecer espacios de contacto para el apoyo y el financiamiento que requieren en sus proyectos. Este objetivo de demostración de liderazgo e influencia de poder político a nivel seccional es el que leyeron los partidos políticos de oposición cuyos principales exponentes no participaron de la invitación gubernamental. 

En la decisión del correísmo primó la postura política partidista por sobre la dignidad que ostentan, por lo tanto, quedó en evidencia la ausencia de las principales dignidades ante un Ejecutivo que, -no hay duda- está políticamente en emergencia. Bajo ese contexto, no cabía la pantalla por muy democrática que se mostrara.  El Ejecutivo, en uso de la pantalla que el Banco de Desarrollo le presta, pone en la tarima alcaldesas de partidos como el de Pachakutik que cuyos discursos le sirven para consolidar fracturas que le son útiles en estos momentos de tensiones políticas. Así, obtener expresiones de apoyo para trabajar en conjunto con el Ejecutivo, son oxígeno para un paciente en cuidados intensivos.

La pantalla sirvió también para presentar una idea a largo plazo sobre vialidad para el Austro que lamentablemente minimiza las urgencias de la coyuntura. La opinión de representantes de la Asamblea Ciudadana, conformada hace unas semanas, es que no estuvieron en el radar de la Presidencia, ni la agenda, ni la representación de sus organizaciones.  La firma de los estudios de prefactibilidad de la nueva autopista es una hermosa aspiración, pero no soluciona las urgencias que claman atención.  La pantalla tenía otra finalidad, mostrar un Ejecutivo con poder e influencia.  ¿Lo logró?