La teja sobrevive como elemento tradicional en el paisaje urbano de Cuenca

Tejas en Cuenca
El color terracota se impone en los techos, es conocido como quinta fachada de la urbe cuencana. Foto XCA

La teja es un elemento que marca la identidad de Cuenca y está plasmada en los techados de las casas patrimoniales y modernas. Llegó con los españoles y los artesanos se apropiaron de la técnica para aprovechar la arcilla como materia prima esencial.

Ese predominante color terracota le impregna un aspecto especial a la quinta fachada, que cautiva la vista desde el cielo o desde las partes altas. Aun más en esa fusión especial con el verdor natural del valle donde se asienta la ciudad.

Es el color que se impone en los tejados de las casas tradicionales y modernas. Y esa característica obedece a la teja, uno de los elementos que marcan la identidad de Cuenca.

Está presente en los techados de la mayoría de inmuebles del Centro Histórico y con mayor énfasis en las viviendas de la ruralidad. Su diseño y uso llegó con los españoles en la época de la Colonia, a partir de 1557. Así lo explica Augusto Samaniego, restaurador de diversos bienes patrimoniales de la urbe.

Las tejas forman parte de los techados de las casas en Cuenca. Foto XCA

Hasta que se convirtió en un elemento con identidad propia de la zona por la arcilla como principal materia prima y porque cada vez más artesanos cuencanos aprendieron y dominaron la técnica e incluso la mejoraron y la adaptaron a las necesidades y exigencias locales.

Historia del elemento en la ciudad

En un principio se utilizó en la construcción de templos católicos como la iglesia de Todos Santos y la Catedral Vieja, además de las casonas de hacienda. “La teja fue el elemento esencial para cubrir grandes naves”. Pero poco a poco fue generalizándose el uso, en reemplazo de la paja, un material que necesitaba cambios permanentes.

A tal punto que el religioso alemán Juan Bautista Stiehle, desde su arribo a Cuenca el 11 de mayo de 1873, la usó en edificaciones como el Convento de los Redentoristas, el Seminario Mayor, la antigua Escuela Central y más. Así lo reseñan Sebastián Abad y Vanessa Cabrera, en su investigación previo a su graduación en la Universidad del Azuay.

Samaniego reseña que la teja colonial “es un elemento que ha resuelto lo más importante de una edificación que es la cubierta”.

Los constructores españoles transmitieron las técnicas a los hábiles artesanos locales, que se apropiaron de los secretos y desarrollaron habilidades para la preparación y decantación de las arcillas, moldeado, secado y cocido de la teja en los hornos a leña.

Eso permitió una masificación, “a través de la transmisión de hábil a hábil, de padres a hijos, de generación en generación”, incluso hacia las zonas rurales, cuando los artesanos decidieron usarlas en sus casas.

Historia de Onofre Contreras

Eso ocurrió con Onofre Contreras, quien heredó de su padre Mesías Contreras, un artesano que motivó a sus 12 hijos que, desde pequeños, se dediquen a este oficio en su taller en el sector La Dolorosa, en Racar.

Hoy, a sus 67 años, Onofre es uno de los artesanos que conserva la técnica tradicional de elaboración de la teja en su tradicional taller y horno en el barrio María Auxiliadora de Racar.

Onofre Contreras es uno de los artesanos referentes de la zona en la construcción de tejas en Racar. Foto XCA

En medio de la fría mañana del lunes, junto a su esposa Carmelina Maestre, de 65 años, estuvo empeñado en minar (retirar) las pequeñas piedras de la mezcla de arcillas antes de batirlas y obtener la masa para el moldeado.

Mientras sus manos encallecidas y cubiertas de arcilla siguen muy activas, Contreras cuenta que ha atendido pedidos para la restauración de diversas casas patrimoniales y edificaciones nuevas, que se construyen sobre todo los migrantes en la ciudad y en la región.

Pero la teja también ha evolucionado hacia diferentes modelos: en formas y acabados en vidriado y más. Además, ante la gran demanda, la mayoría de talleres ha pasado hacia una producción en serie y con máquinas. Claro que ninguna se iguala a las elaboradas para las hábiles manos de artesanos como Onofre Contreras y constituyen el elemento que marca la identidad de Cuenca.

DATOS

La teja española de restauración o tradicional mide 40 cm x 22 cm x 19 cm, además es de mayor espesor y peso con relación a los modelos actuales.

Augusto Samaniego resalta el beneficio para el medioambiente al tratarse de un producto con una baja huella de carbono, en especial por la fabricación local.