Francia y España admiten sus diferencias sobre el acuerdo UE-Mercosur

(Nicolás Stulberg)

París.- España y Francia pusieron hoy sobre el tapete sus diferencias sobre la perspectiva de concluir el acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Mercosur, aunque también subrayaron su coincidencia en que quieren «cláusulas de reciprocidad» para las importaciones agroalimentarias.

Los ministros de Agricultura de los dos países, Luis Planas y Marc Fesneau, respectivamente, explicaron los matices de esas diferencias en una conferencia de prensa al término de un encuentro en París dedicado en buena medida a las prioridades de la presidencia española de la UE en el segundo semestre de este año, entre las que está avanzar en ese acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur.

Planas explicó que España es partidaria de concluir el acuerdo, que fue firmado en 2019, pero cuya ratificación se encuentra desde entonces bloqueada por el veto de varios países, entre ellos Francia, que exige al bloque sudamericano unas garantías en términos medioambientales y de respeto de las reglas europeas de seguridad alimentaria.

Para el ministro español, hay que concretar el compromiso con Mercosur, que «va más allá de la agricultura», por razones estratégicas.

Planas recordó, por una parte, la importancia que Latinoamérica tiene para Madrid, y también que en el contexto internacional actual hay que evitar que «queden vacíos» en las relaciones de la UE con otras regiones del mundo, dando a entender que si no los ocupan los europeos lo harán otros, en particular China.

No obstante, hizo hincapié en que «en lo fundamental» España tiene puntos de vista similares con Francia, sobre todo porque los dos países son «los más ardientes defensores» de las «cláusulas de reciprocidad» para que los productos importados tengan las mismas cargas que se aplican a los agricultores y ganaderos europeos.

Fesneau, admitiendo las diferencias con Madrid sobre Mercosur, insistió en que no se oponen por principio al acuerdo, pero a condición de que haya «cláusulas espejo» porque «hacen falta criterios de reciprocidad» que garanticen que las normas que se imponen dentro de la UE también se exigen a los productos que se importan. EFE