Recta final

Luis Ochoa Maldonado

La nación no comienza ni termina, con el juicio político a un Mandatario a los cien años. Es un alto ejercicio republicano que se ejerce en el control del poder. Los civiles observamos cómo se despliegan las acciones y cada uno sacando sus valoraciones, esperamos una conclusión racional y justa, en atención al proceso y para el conglomerado social, pensando en las consecuencias de una decisión histórica, que puede ser la base de una convivencia civilizada. Cuidado con esas voces confusas con el orden constituido, añorando la intervención de fuerza, que no tolera la población desde el retorno democrático con Jaime Roldos.

El juicio al Presidente desde la asamblea se encuentra en la última fase, la decisiva, con el alegato de los Asambleístas acusadores y la réplica del Gobernante. Es una situación, no vista, pues los Congresos en el Ecuador destituían a los Jefes de Estado de manera abrupta ante el descontento general, con mayoría de la asamblea. Ahora están reglados los términos que han sido largos y cansinos al menos tres meses, repetitivo en sus tesis de cargo y descargo de parte de los operadores políticos de lado y lado, que para quienes siguen el caso se conoce lo que incluso expresan los analistas por su inclinación política, que dé inicio no daban un ápice por su continuación, especialmente en los medios nacionales, debido a que intuían que la Corte constitucional no daría cabida a las acusaciones, más finalmente por una mínima verosimilitud, de peculado, terminaron aceptando prosiga el enjuiciamiento. 

El grueso del país espera calma, que hasta ahora se ha visto, con exabruptos propios de una disputa del poder, en ciernes, que cada sector sea del gobierno y de la oposición lo defienden con fervor. La fiscalización como principio es válida. Precisamente esta etapa es la definitiva cuando vis a vis, se encontrarán las argumentaciones de los acusadores con los razonamientos del acusado. Nada está dicho hasta que pase esta audiencia determinante, luego de lo cual se entrara en un receso, para ser citados los asambleístas para la decisión final que esperamos sea beneficiosa a la patria y enmarcada en la Constitución. (O)