¿Por quién votar?

Marco Carrión Calderón

El que tantos ex legisladores, incluido el expresidente de la Asamblea, estén listos para postularse a la reelección nos indica que no sólo son ociosos e incapaces, sino que ni siquiera saben leer o no se informan en la prensa. Cuántas veces se ha publicado encuestas en las que, de manera reiterada, se establece en menos de 5% la aceptación de la ciudadanía para esos fulanos y fulanas (para usar el tal “lenguaje inclusivo” que tanto les gusta). En cualquier país civilizado, en que el voto no sea obligatorio, esa manada de gentes no tendría la más mínima opción a ser reelegida. Aquí somos arrastrados a votar por la famosa obligatoriedad e innúmeros electores, por pereza o despecho hacen la marca en cualquier sitio de la papeleta que es un enjambre casi ininteligible de fotitos, nombres y señales.

Se comprende, con indignación, que quieran seguir disfrutando de excelentes sueldos, privilegios y posición a cambio de ir a estar sin hacer casi nada, con la consigna de levantar la mano cuando se les ordene.

¿Y de los candidatos a la Presidencia…? Casi nadie cree el cuento de que es el amor a la Patria, el deseo incontrolable de servir al pueblo y de eliminar las injusticias y la postergación a la mayoría de ecuatorianos lo que les impulsa de manera irresistible a querer llegar a esa posición. La triste realidad del Ecuador es que ya existe una serie de fulanos ansiosos por salvar a la Patria. Hasta el día de hoy son ocho y es casi seguro que mientras pasen los días habrá otros más.

Creen, con una excepción, que para ese falso deseo de servir al pueblo no se necesita ninguna preparación ni vocación. Basta con que se presenten diciendo “Quiero ser Presidente” para que la gente, vuelvo a decir, arrastrada al “Voto Obligatorio” tenga que escoger a uno de los deseosos de sacrificarse, según afirman, por el bienestar y el progreso del Ecuador, por hacer nuevas vías de inmejorable calidad, por reparar la desastrosa vialidad construida por otros sacrificados como ellos que se llevaron montones de dinero público a cambio de esas obras mal hechas. Nos hablarán de construir y equipar hospitales similares a los de los países industrializados, escuelas, colegios y universidades, etc. (O)