Riesgos en diez cantones

Los lamentables sucesos ocurridos en Esmeraldas por el desbordamiento de los ríos constituirían un campanazo de cuan grave podrían ser las consecuencias de El Niño.

Si bien tales sucesos no corresponderían a dicho fenómeno climático, envían un mensaje claro a las autoridades y a la población.

Y ese mensaje se resume en: prevención. Según el decir popular, con el fuego y el agua no se juega. Además, el país tiene duras y amargas experiencias por las secuelas dejadas por El Niño en décadas pasadas.

Si con el invierno de los últimos meses, los esfuerzos del gobierno no han sido suficientes para enfrentar sus consecuencias, sobre todo en vialidad, quedan las dudas de cuánto podrá hacer cuando las lluvias rebasen los límites normales.

Todos los niveles de gobierno, desde ya deben mancomunarse para ejecutar obras de prevención, entre ellas drenar los ríos; si es posible evacuar a tiempo a poblaciones en riesgo inminente, a buscar albergues, vituallas, reestructurar sus respectivos presupuestos, conseguir apoyo internacional. En fin.

Eso no implicar presagiar desgracias. Ojalá no ocurran; pero la naturaleza es impredecible. Y por eso, insistimos: prevenir. Sumaríamos otra tarea importante: informar, pero informar bien.

En tal contexto, según la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (Sngre) diez cantones de Azuay y Cañar pueden sufrir graves daños con la llegada de El Niño. Desde ya trabaja en planes de prevención. En buena hora.

En Azuay: Ponce Enríquez, Cuenca, Girón, Nabón, Oña, Pucará y Santa Isabel. En la vecina provincia: Cañar, Suscal y La Troncal. La ubicación en este listado demuestra el rango de riesgos.

Los respectivos alcaldes deberán actualizar los mapas de riegos. En cada cantón el curso de los ríos ha cambiado, en especial en aquellos donde se explotan áridos, incluso alta minería, por lo general la informal.

La naturaleza nos volverá a poner a prueba. Ojalá nos encuentre unidos y preparados para paliar las consecuencias.