El conservatorio abre periodo de inscripciones para jóvenes bachilleres

Este 6 y 7 de enero, el Conservatorio Superior José María Rodríguez receptará las inscripciones de las personas que estén interesadas en estudiar una de las dos carreras que están disponibles: intrumentista y danza. Para la inscripción se tomará en cuenta a quienes ya tengan una calificación del Ser Bachiller o los estudiantes de tercero de bachillerato que pertenezcan al régimen Costa.

Aquellos requisitos se deben a que las clases empezarán en mayo y se extenderán hasta octubre. No obstante, un nuevo ciclo iniciará en el mes de noviembre, y en este sí podrán participar los estudiantes de tercero de bachillerato del régimen Sierra. Para esto se prevé que las inscripciones para el ciclo de noviembre se recepten en los primeros días de junio de 2020.

Para las inscripciones, los jóvenes deberán presentar su cédula (en caso de que todavía sea estudiante). Quienes ya se hayan graduado deberán presentar el título de bachiller y un documento que avale la calificación obtenida en el Ser Bachiller.

Posterior a su registro en el conservatorio, el 9 y 10 de enero los inscritos deberán rendir un examen de suficiencia. Para ello los jóvenes deben tener experiencia en el ámbito de la música y de la danza. Las personas que hayan estudiado un bachillerato artístico no deberán rendir la prueba.

Sobre la oferta académica

Tanto la carrera de intrumentista como la de danza tendrán una duración de seis ciclos (tres años). Los que culminen todas las materias recibirán el título de tecnólogo. Para este nuevo ciclo, el conservatorio recibirá mínimo 10 estudiantes, y tendrá en aulas hasta 25 personas. Actualmente, en el instituto estudian 100 jóvenes.

Una oportunidad para los jóvenes

Para el rector del Conservatorio Superior José María Rodríguez, Boris Chumbi, las inscripciones son una oportunidad para que los jóvenes puedan estudiar una carrera artística. No obstante, en algunos casos, quienes tienen habilidades para la música o para la danza, no se inscriben porque sus padres les motivan a que no lo hagan.

“La carrera artística no es muy cotizada y no muy aceptada por los padres. Yo veo que esa realidad se convierte en una frustración. Los chicos tienen muchas habilidades en el arte y son frustradas por sus familiares y padres (…) pero sí se puede vivir del arte. Todo depende de uno mismo. El arte no es competitivo sino exigente”, dijo Chumbi. (I)

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