La cinta Panamá explora los lazos de amistad

La película se estrenará el 10 de enero en las salas de cine de Quito con un mensaje sobre la amistad.

Desigualdad, injusticia, problemas económicos y soluciones extremas son algunos de los temas que se abordan en la nueva película de Javier Izquierdo, que echa mano de la ficción en busca de una reflexión sobre las grietas sociales que han trascendido en el tiempo.

Se trata de la tercera película de Izquierdo y cuenta la historia de dos amigos quiteños que tienen un encuentro fortuito en Ciudad de Panamá en 1985.

La película Panamá retoma un episodio de los últimos días de la vida de un ecuatoriano, miembro del extinto grupo guerrillero Alfaro Vive ¡Carajo!, quien cayó abatido durante el secuestro a un banquero pero, sin centrarse en los hechos de sangre, explora el carácter universal de la amistad.

Filmada en su totalidad en Quito y Guayaquil con una inversión de unos 50.000 dólares, el rodaje del largometraje duró una semana y «siempre fue concebido para hacerse con bajos recursos», explicó Izquierdo a Efe.

La película fue parte de la primera edición de Oslobiennalen, en Noruega, así como de la trigésimo cuarta edición del Festival del Cinema Latino Americano di Trieste (Italia), uno de los festivales de cine latinoamericano más antiguos de Europa.

Se estrenará en las salas de cine de Quito el 10 de enero con un mensaje sobre la amistad y una invitación oculta hacia la reflexión sobre los problemas que se cuecen en lo más profundo de la sociedad.

MÁS ALLÁ DE LAS IDEOLOGÍAS

Protagonizada por Jorge Fegan (36 años), y Diego Coral, (35), la obra habla de la amistad, pero también «de lo que no se dice y de lo que tendemos a callar», comentó a Efe el primero.

La película refuerza la idea de que la política no debe afectar a la amistad pues «se puede ver más allá de las ideologías», dice.

Para Coral, Panamá coincide -de una manera no premeditada- con lo que está ocurriendo en Latinoamérica con las protestas sociales: Sin ser panfletaria, ni militante, la película lanza muchas preguntas con respecto a cómo los seres humanos se relacionan con la política, la economía, con la vida en general.

Y por ello, presume que a los espectadores les parecerá que se habla de temas que suceden en la actualidad, aunque en realidad se refiere a situaciones ocurridas en los años ochenta.

Para Fegan, «de alguna manera, sigue sucediendo lo mismo en la sociedad ecuatoriana, con la diferencia de que ahora cada uno tiene un megáfono para expresar sus ideas a través de las redes sociales, y eso puede ser un arma de doble filo» pues genera «mucho conflicto y polarización».

«NADA HA CAMBIADO»

Los problemas sociales de los años ochenta que se abordan en la película siguen vigentes «y eso evidencia que nada ha cambiado, que no hemos avanzado hacia un lugar en donde se puedan resolver ciertos asuntos de otra manera», dijo Coral a Efe.

Tras las protestas sociales ocurridas en octubre pasado contra unas medidas económicas, Coral confiesa que se sintió «frustrado» al ver que hay «un nivel de manipulación súper grande por todas partes, desinformación, intereses que son los mismos de hace décadas».

Pero también destaca que hay «mucha gente activa, dispuesta a pensar, a colaborar» pues se ha desatado un «importante» sentido de reflexión. (EFE) (E)

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