Emprendedor hoy enfunda sus propios productos

Pablo Pesántez, empresario cuencano, muestra la manteca de color en estado de reposo, antes de llevar a la cadena de comercialización. ACR

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Andrés Benavidez, trabajador. ACR

Actualmente existen algunos ciudadanos ecuatorianos que agradecen a Venezuela, país que hace años atrás los acogió con trabajo y estadía y, luego de reunir el suficiente capital retornaron al Ecuador y montaron sus propias industrias.

Es el caso del cuencano Pablo Pesántez García, hoy de 60 años de edad, empresario que tras regresar del vecino país logró formar en la capital azuaya su fábrica de producción de especerías y manteca de color; además, de enfundado de pasas y otros productos importados.

Rememora que aún no tenía 18 años de edad cuando decidió migrar, y lo hizo solo. En Cuenca laboraba para la pequeña fábrica enfundadora de aceite de cocina y tallarines, de propiedad de sus padres, él se dedicaba a vender los productos en toda la ciudad e incluso llegó hasta Ambato.

Pero Pablo quería más, “sentí que llegué al máximo en ventas, quería independizarme y hacer mi propio negocio, por eso me fui a Caracas, una ciudad próspera, de alta tecnología, con gran futuro…aunque hoy ya no está así, lamentablemente”, expresa.

A los dos días que llegó al vecino país, encontró trabajo en “Jatari”, una fábrica de artes gráficas, cuyos dueños también eran ecuatorianos y se mantuvieron durante décadas en Venezuela; el joven Pablo al poco tiempo de trabajar ahí, fue colocado como personal fijo por su buen desempeño y sobre todo por su actitud, rememora, pues no sabía nada de armar libros, pero tenía entusiasmo y voluntad.

Luego, reunió el suficiente dinero y montó su fábrica de embazado de comino, canela, etcétera, en el departamento en donde vivía, allá en Venezuela. Lo hacía fundamentalmente de modo artesanal, poco a poco fue implementando maquinaria para envasar azúcar y sal, e iba a vender en tiendas de Venezuela.

Se casó con una venezolana y procrearon cuatro hijos allá, vivieron 15 años y volvió a Ecuador ya con toda su familia, luego de vender todo su negocio en la misma Venezuela; y aquí creó la fábrica ECI (Especies y Condimentos Iberoamericanos), ubicada en la zona San Miguel de Putusí.

Lo hizo con todas las leyes, lo más importante, dice, el Registro Sanitario. Da empleo directo a 12 personas; y, su producción está en grandes cadenas comerciales y también en tiendas de barrios de Cuenca.
Pero no solo enfundan, sino crean sus propios productos con sus propias fórmulas: adobo completo, alinio, esencia de coco y más sabores, gragea, coco rallado, chimichurri, refrito, manteca de color y polvo para hornear. (ACR) (I).

Pasas importadas

Para la manteca de color, esta empresa compra la manteca en “la fabril” y aparte el achote en Manabí, a veces lo hacen secar un año. En un caldero que tienen en la fábrica colocan cierta cantidad de kilos de grasa y de extracto de achote, los fusionan durante horas.

Luego dejan que la manteca frague durante 12 horas y como el clima de Cuenca es óptimo, a veces llega hasta los diez grados en la noche, es ideal para que se condense completamente.
En cuanto a las pasas que salen con la marca ECI, su dueño confirma que son importadas de Chile, trae un container de 20 o 40 pies, según la temporada.

Los precios de todos sus productos, afirma, no serán elevados en este 2020. (I)