¿Paola candidata?

Eliécer Cárdenas E.

En política, los carcelazos suelen ser una especie de bendición, ya que las rejas conceden al prisionero o prisionera una aureola de martirio, sin entrar en detalles de que sea culpable o inocente. Los pueblos suelen amar a las víctimas, y repudiar a los supuestos victimarios. La imagen de doña Paola Pabón dirigiéndose a sus adherentes, con el grillete electrónico brillándole en el tobillo, puede resultar más efectiva electoralmente que cien discursos de algún personaje anodino.
El Correísmo, al parecer ha encontrado en la Prefecta Provincial a una figura capaz de pelear seriamente por la Primera Magistratura para el próximo período, por sobre otras “campeonas” del movimiento ex gobiernista, que se han ido quedando en el camino como las atletas de una competencia a campo traviesa, a las que de pronto les “falta el gas”.
Imaginemos qué arrepentida estará ahora allá en el México lindo y querido, doña Gabriela Rivadeneira, que en las jornadas de octubre pasado se fue apuradísima a buscar refugio en la Legación Azteca, junto con otros legisladores de la “Revolución Ciudadana”. De quedarse en el país, venciendo los nervios, hoy a lo mejor Gabrielita estaría exhibiendo su grillete electrónico en el tobillo ante los aplausos preelectorales de sus partidarios.
A la oportunidad la pintan calva, para dar a entender que no hay que tomarla por los pelos, sino por el pescuezo, y los posibles aspirantes correístas a una candidatura presidencial parece que se quedarán con los “churos hechos”. Si es así, el Correísmo dejaría de llamarse tal para denominarse “Pabonismo”, que no viene del pavoneo, sino del apellido de la actual usuaria del grillete electrónico.
De seguro, doña Paola de ninguna manera querrá quitarse el artefacto que le rastrea todo movimiento, ya que quitárselo es facilísimo, como han demostrado anteriores usuarios de esos grilletes, porque si se lo quita perdería su aureola, y se convertiría en una precandidata del montón. Con todo, doña Paola tienen que esperar la venia del auto exiliado en Bélgica, que, dado su carácter impredecible, no es seguro que la unja de candidata. (O)