La memoria política

Hernán Abad Rodas

En el ámbito económico, uno de los nefastos legados del gobierno de Correa es, una economía desfinanciada, con desequilibrios fiscales y externos importantes, en recesión, con un deterioro de la imagen internacional y sometida al imperio chino.
La herencia económica que dejó el funesto gobierno de Correa actúa de una forma perversa, pues tal es el nivel de deterioro económico que ni siquiera deja un ambiente para poder aplicar un programa riguroso para restablecer el equilibrio macroeconómico de forma inmediata.
La memoria política sufre de repentinas amnesias; pero no como para desconocer que el intento de suprimir el subsidio a las gasolinas y el diésel, se la adoptó en buena medida para corregir el descalabro económico en el que sumió al país el Economista Correa, minúsculo y megalómano individuo.
Después de una década de la nefasta dictadura de Correa, la mesa no quedó servida; sino sin vajilla, cubiertos ni manteles.
Los dirigentes indígenas y otras agrupaciones sociales rechazaron la eliminación de subsidios, repitieron un discurso anquilosado en el pasado contra el FMI y el neoliberalismo, pero aún, no se conoce alternativa viable que propongan para enfrentar la crítica situación de la economía.
Fue lamentable el papel que jugaron la dirigencia indígena y sindical que, en un afán de ingenuo protagonismo se prestaron para viabilizar los intentos des estabilizadores del correísmo. Sí, de quien fue su verdugo y los dividió, de quién inició acciones legales a más de 600 dirigentes.
El Ecuador hoy necesita el sacrificio patriótico de todos, para evitar el desastre que destrozaría a toda la estructura social. Es hora de que presidente Moreno inicie acciones concretas para recuperar el dinero robado y poner tras las rejas al jefe de la banda y sus compinches; de lo contrario una aureola de complicidad le cubrirá históricamente la memoria política.
La vida moderna se ha encargado de disminuir la importancia que tienen valores como: la ética, libertad, dignidad, valentía, solidaridad, el compromiso y el sacrificio.
En situaciones extremas, la amnesia política y la miseria material pueden conducir a la pérdida de la ética y la moral, y nada es peor que eso.
Las formas caudillistas populistas no son democracia, sino tumultuaria esclavitud de los pueblos. Aprendamos a vivir con valentía y dignidad, para luego buscar la libertad y el buen vivir. (O)