Relojería, técnica y negocio

Eduardo Álvarez, relojero titulado, en su tradicional mesa de trabajo, con sus pinzas y lupa de ojo, revisa piezas de un Omega suizo. ACR

GRÀFICA

En su negocio, Jorge Carvallo, relojero titulado, enseña parte de su colección. ACR

La técnica, destreza y conocimiento de elaborar relojes o componerlos, así como de venderlos, es la relojería, un oficio que aún se mantiene en Cuenca.

Sin embargo, son contados los talleres en donde trabajan relojeros titulados, es decir, profesionales que manejan esta actividad con base científica y experiencia.

Lo que sí abundan en la urbe son una serie de negocios en zaguanes en donde algunas personas por habilidad aprendieron a cambiar pilas de reloj y, según dicen, los reparan; además, comercializan estos artículos fundamentalmente asiáticos, a bajos precios.

Trabajo

Eduardo Álvarez, de 58 años de edad, relojero profesional nacido en la parroquia Santa Ana y radicado en Cuenca, trabaja en este oficio hace 40 años. Recuerda que el título le confirió el gobierno a través de los Ministerios de Educación y Trabajo y la Junta de Defensa del Artesano.

Han cambiado un poco las leyes, antes eran siete años de experiencia y seis meses de capacitación para el título; ahora se redujo un poco ese tiempo, pero se sigue haciendo la titulación artesanal, comenta Álvarez.

Él fue, tiempo atrás, presidente de la Asociación de Relojeros del Azuay, gremio que hoy está paralizado y explica el motivo “gracias al expresidente Rafael Correa quien emitió la resolución de que no era obligatorio ser asociado para sacar una calificación artesanal, realmente se vino a desintegrar el gremio”.

Censo

Un censo realizado por la referida Asociación, antes de la dolarización hubo 160 relojeros en el cantón Cuenca, aunque no todos eran titulados pero ejercían la profesión, solo 30 habían sido titulados en diferentes partes del país.

Luego de la dolarización y por el problema del feriado bancario, algunos relojeros migraron, porque “prácticamente muchos quebraron, incluso yo también llegué a una situación económica muy difícil”.
Pero Álvarez no declinó, aprovechó el conocimiento técnico que tenía debido a cursos recibidos por suizos que años atrás llegaron a Cuenca a capacitar.

“El fabricante produce el reloj y lo lanza al mercado; pero la complejidad de esta rama es bastante fuerte porque hay que conocer la tecnología del fabricante, quien nos da guías técnicas…hay que tener conocimiento para tocar un reloj”, alerta.

Exhorta a que se respete al relojero profesional, pues a veces llegan a pedir una reparación, le dan “una palmadita” al hombro y le quieren pagar un dólar.

Jorge Carvallo, de 70 años, quien es relojero desde 1977, advierte que lamentablemente este es un arte que se va perdiendo porque “relojeros relojeros” habemos pocos en Cuenca.

Dice que el auténtico relojero es el que cambia una batería a conciencia, la máquina…pero haciendo un análisis completo del reloj y respetando cada pieza. (ACR)-(I)