Asombrosa regularidad

Juan F. Castanier Muñoz

Es la demostrada por la selección ecuatoriana de futbol sub 23 en el torneo de Colombia. ¡Que bestialidad! Cuatro partidos jugados, cuatro partidos perdidos. Nueve goles en contra y ni uno solo a favor. Inobjetable último puesto en el torneo, por detrás de Bolivia, de Venezuela, de Perú. Ninguna queja contra ningún árbitro. Ninguna injusticia. Ningún evento extraordinario de por medio. Ganas de decir: para perder, perder así. ¿Se puede o no hablar de “regularidad” en la actuación de la tri?, por supuesto, una regularidad hacia el tope, pero de abajo, una regularidad hacia el sótano, una regularidad hacia la vergüenza. ¿Responsables?: los jugadores, los dirigentes, el cuerpo técnico, la dirigencia de los clubes, quien sabe. Debe habernos costado mucha plata la aventura y un retorno para el olvido.

Como es para el olvido el “salvataje” de la señora Atamaint en la Asamblea, increíblemente, a cargo de correistas, socialcristianos e independientes. Una funcionaria que también ha actuado con absoluta regularidad, pues no ha acertado ni una. Designo a un delincuente como jefe de procesos electorales. Fue sancionada por el TCE. Acusada de irregularidades en las elecciones ultimas en Los Ríos y en Manabí. Dedicada a atacar al movimiento CREO, tarde, mañana y noche, a pesar de ser la titular del CNE. Y ahora, salvada del juicio político en la comisión de fiscalización, gracias a los votos de los comisionados que fueron objeto de sus favores, socialcristianos y correistas, y de dos asambleístas gobiernistas sin sangre en la cara.

¿Y cuando no?, muy regular por cierto, otra obra de Odebrecht y contratada en la década bailada, como es el poliducto Pascuales-Cuenca, requiere ahora 35 millones de dólares para rehabilitarla, porque se encuentra pesimamente mal construida. Y como si se tratara de castigo divino, la enorme cifra que se necesita para revivirla, 35 millones, coincide exactamente con el tristemente célebre número de Alianza País, que antes de ayer nomas, cumplían su saqueo al país aupados por fiscales, jueces y leyes hechas a la medida para el latrocinio. ¡Robaron con asombrosa regularidad! (O)