Visita a los EE.UU.

Eliécer Cárdenas E.

Parece que el nombramiento de la señora Ivonne Baki, para las funciones de Embajadora ecuatoriana en los Estados Unidos de América, resultó positivo, por lo menos en cuanto a que el Presidente norteamericano Donald Trump, dedique una media horita de su precioso y ajetreado tiempo para dialogar con el Presidente Lenín Moreno.
Media hora es poco tiempo para los consabidos chistes del Mandatario ecuatoriano que además podían caer mal a Trump, pero en cambio resultó utilísima para tratar asuntos como las exportaciones de camarones, flores, atún y otros productos, y las Preferencias Arancelarias, por las que año a año el Ecuador lucha a fin de que no le quiten estas ventajas.
También fue muy importante para el gobierno de Moreno, el tomarse una foto junto al Presidente Trump, ya que en casi veinte años ningún mandatario ecuatoriano estrechó la mano de un presidente yanky. El último que lo hizo, y “murió en el intento”, fue Lucio Gutiérrez, aunque ya nadie mismo se acuerda si se encontró con Bush padre o Bush hijo.
Vista desde la óptica de la Superpotencia Norteamericana, la visita de un presidente ecuatoriano, es como si el Teniente Político de alguna parroquia lejanísima y casi olvidada en el mapa, estrechara la mano del Ministro del Interior o algún funcionario de menor rango, pero para el Ecuador es importantísimo en esta coyuntura internacional el hecho de quedar bien en el “besamanos” al más poderoso gobernante del mundo, so pena de quedar con las flores en los containers y los camarones en los frigoríficos, a más de ser colocados en la fea lista de gobernantes poco amistosos con el señor Trump.
De hecho, el ex Embajador Francisco Carrión no habría podido lograr la entrevista Moreno-Trump, ya que el pobre no tiene la cabellera de la señora Baki, ni ha sido jamás amigo de Trump y, creemos que ni siquiera conocido. Por ello, el Canciller Valencia se anotó un “poroto” al nombrarle Embajadora a la amiga del magnate y ahora Presidente de la Potencia Norteamericana. Lo que valen las amistades frente a la experiencia profesional de los Embajadores de carrera, que de gana se queman las pestañas estudiando, cuando vale más bien tener buenos entronques. (O)