Caminando

María Rosa Crespo

He vuelto a mi viejo  hábito, caminar todos los días muy de  mañana, en el ajetreo de la vida cotidiana  el ir a pie permite adquirir renovadas fuerzas y energías. Es muy eficiente para mejorar las condiciones físicas. Se emplean  más músculos que la mayoría de las formas de ejercicio corporal y es accesible para todas las personas; los médicos lo aconsejan para prevenir las enfermedades del corazón o  rehabilitar problemas cardíacos a quienes ya lo  padecen; si se atrofian los músculos de la locomoción  se atrofia todo el organismo, lo considero como un óptimo seguro de vida que se puede  adquirir. Hace algunos años solíamos correr con mis dos hijas ante la sorpresa de los vecinos; íbamos de los  tres puentes hasta la iglesia de  Baños y luego volvíamos, la cuesta del Colegio Borja es la que más me costaba, Ahora voy sola a las orillas del río Yanuncay, vagabundear una hora, hora y media, cuatro o cinco  kilómetros son más que  suficientes sosteniendo un paso vigoroso.  Ocasionalmente  subo las gradas de Turi, pongo en riesgo las rodillas, pero la vista de la ciudad es magnífica al filo de la madrugada. Este  entretenimiento como lo llamo sirve para: explorar, aprender, recibir impresiones, reconocer a los antiguos alumnos y contraer nuevas amistades. Al bordear la “Casa del Río” que pertenece a la Quinta Lucrecia se encuentran algunos trabajos de ETAPA, con el objeto de preservar anfibios y ranas marsupiales, ¡buena iniciativa! La distracción y la variedad de placeres que ofrece la caminata de por vida lo pueden practicar todos. (O)