El más grande infierno

Hernán Abad Rodas

Quizá muchos han olvidado, los hechos que dieron origen a la guerra de Siria. Desde aquellos días de marzo del 2011, todos los horrores posibles se han posado sobre esta región.
Lo que comenzó como un amplio movimiento de protestas de la mayoría Suní contra el régimen de Bachar Al Assad, ha derivado en las peores escenas de pánico y terror vistas desde la segunda guerra mundial.
Tras la brutal represión que las fuerzas del gobierno ejercieron contra quienes protestaban, algunos sectores de la oposición decidieron responder haciendo uso de las armas. Así lo que era un capítulo de la llamada Primavera Árabe, se convirtió en el más grande infierno, hasta ahora, del siglo XXI.
Además de la acción del gobierno sirio, del ISSIS y de Al Qaeda, que han protagonizado atrocidades comparables al holocausto de la segunda guerra mundial, recientemente se suma la brutalidad de los métodos de exterminio usados por las fuerzas militares de Bachar Al Assad, el carnicero de Siria, con el apoyo y la complicidad directa del dictador ruso Putín.
Quienes han seguido el conflicto día a día desde el propio país, estiman que más de 500.000 personas han sido asesinadas, incluyendo hombres, mujeres, niños, ancianos. Este horror no termina aquí: no se han identificado todos los cadáveres, tampoco se sabe cuántos se han encontrado en fosas comunes.
Fotos satelitales revelan que en Saidnaya, al noreste de Damasco, hay una instalación dedicada a matar y cremar los cadáveres de los opositores; dentro del propio territorio, más de siete millones de sirios se han visto obligados a desplazarse a otras poblaciones, a zonas inhóspitas, a vivir en cavernas o a la intemperie; con secuelas de hambre, enfermedades y sufrimientos in narrables.
Siria se encuentras cubierta con un manto blanco ¡sobre el que la muerte escribe trazos que el tiempo los borrará!, dolorosa realidad que me produce una callada tristeza.
Un día no muy lejano, los habitantes de Siria encontrarán la paz y la libertad, y las sembrarán como un árbol en una nueva tierra, y del perfume de sus raíces beberá el sol del desierto, despojándose del recuerdo de primaveras y otoños sangrientos. (O)