Bajan los casos de COVID-19 en China, cuya economía empieza a registrar daños

Los choferes esperan a los viajeros que llegan con máscaras al Aeropuerto Internacional de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, el 16 de marzo de 2020. El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, ha declarado un estado de desastre y anunció medidas drásticas para contener la propagación del coronavirus SARS-CoV-2 que causa el Covid -19 enfermedad. Estas medidas incluyen restricciones de viaje para extranjeros, una prohibición de reuniones de más de 100 personas y el cierre de escuelas. (Sudáfrica) EFE / EPA / NIC BOTHMA

El número de infectados por coronavirus que continúan contagiados en China se redujo por debajo de la barrera de los 10.000 en las últimas 24 horas, un lapso de tiempo que dejó 14 muertes y 16 nuevos casos, 12 de ellos «importados» del exterior.

El incremento de estos casos ha provocado más controles en los aeropuertos y que la capital, Pekín, imponga desde hoy cuarentenas obligatorias a quienes entren en la ciudad desde el extranjero.

La Comisión Nacional de Sanidad de China aseguró este lunes que, hasta ahora, se han diagnosticado 80.860 contagios, de los que 67.749 han superado con éxito la enfermedad, mientras que 3.213 perecieron, lo que sitúa la cifra de infectados «activos» de SARS-CoV-2 en 9.898.

De los nuevos contagios, sólo 4 son «locales» y se registraron en Wuhan, capital provincial de Hubei y la ciudad más castigada por la enfermedad, ya que acumula un total de 2.469 muertos.

La tendencia a la baja de nuevos infectados llevó el pasado jueves a las autoridades sanitarias chinas a declarar que el pico de transmisiones había llegado a su fin en el país asiático, aunque recalcó que no se debía bajar la guardia.

Sin embargo, se han detectado hasta ahora 123 casos de pacientes diagnosticados en China llegados de otras partes del planeta, donde el virus se sigue propagando.

De los últimos casos de este tipo, 4 se registraron en Pekín, 3 en Cantón (en el sureste), 2 en Shanghái (este), 1 en Yunnan (sur) y 1 en Gansu (centro-norte, 1).

El temor a un rebrote ha llevado a las autoridades a dictar que todas las personas que viajen a Pekín desde el extranjero sean enviadas a instalaciones habilitadas para realizar una cuarentena obligatoria de 14 días.

Incluso los residentes en Pekín no podrán realizar la cuarentena en su casa a no ser que sean mayores de 70 años, menores de edad, mujeres embarazadas y los que puedan demostrar que viven solos, además de los enfermos cuya dolencia no les permita someterse al aislamiento.

En esos casos, los viajeros tendrán que solicitar, antes de regresar a Pekín, hacer la cuarentena en su casa a su comunidad de residencia, que deberá «verificar» si la vivienda del solicitante «cumple con las condiciones», según el comunicado del Gobierno municipal.

En el caso de hacerse en un hotel, los viajeros de paso y los residentes en Pekín -muchos de los cuales deben regresar a la ciudad para retomar sus trabajos- tendrán que abonar los gastos de alojamiento, según la instrucción municipal.

Las personas entrantes tienen que rellenar un formulario de salud, y quien mienta al dar sus datos incurrirá en un delito, según una directriz hecha pública hoy.

«Aquellas personas contagiadas o sospechosas de estar contagiadas que se nieguen a hacer cuarentena, o que mientan al rellenar sus formularios de salud en los puntos de control fronterizo se enfrentarán a sanciones penales», aseguraron hoy conjuntamente el Tribunal Supremo, la Fiscalía Suprema, el Ministerio de Seguridad Pública, el de Justicia y la Administración General de Aduanas.

Además, «quien cause la propagación de una enfermedad infecciosa cuando podría evitarse mediante una cuarentena se enfrentará a sanciones que van desde una multa hasta cárcel de tres años», añaden.

La directriz pide también a las autoridades de seguridad pública que traten los casos relacionados «de acuerdo con la ley» y «aceleren y expongan tales actividades criminales durante el período de prevención y control del COVID-19 para tener un fuerte efecto disuasorio».

CRITICAS A REINO UNIDO, APOYO A ESPAÑA

La máxima de atajar los casos llegados del exterior -desde hoy hay más casos confirmados fuera de China que dentro, según la Organización Mundial de la Salud- ha impregnado a los medios oficialistas, que desde hace varios días denuncian que algunos países «deberían tomarse más en serio» la epidemia.

El diario Global Times asegura que algunos gobiernos «no han jugado un papel decisivo» en la lucha contra el virus: «Los métodos para manejar la crisis de salud pública en Europa han suscitado serias preocupaciones entre el público chino, especialmente la estrategia de ‘inmunidad colectiva’ del Reino Unido, que ha provocado indignación tanto en ese país como en China».

«Sus laxas medidas son extremadamente irresponsables y corren el riesgo de causar un rebote en China. También han provocado que los padres de muchos estudiantes chinos en el extranjero estén considerando regresar a China», indica el rotativo.

Entretanto, el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, transmitió anoche por teléfono a su homóloga española, Arancha González Laya, que China va a proporcionar un lote de asistencia de suministros médicos a España en función de sus necesidades.

Además, se abrirán canales comerciales para que España importe equipos de protección personal y materiales médicos que se necesitan con urgencia, recoge la página web del Ministerio.

«China considerará enviar grupos de expertos médicos en el momento adecuado», afirmó Wang durante la conversación.

AUMENTA EL IMPACTO ECONOMICO

Entretanto, el impacto del coronavirus en la economía china se hizo hoy evidente tras conocerse las cifras de la producción industrial, que sumada a otros indicadores ya anunciados anteriormente, anticipan un colapso en todos los ámbitos.

Tras la caída del comercio exterior y de las manufacturas a causa del frenazo provocado por las medidas para evitar la propagación del brote, hoy le tocó el turno a la producción industrial, que cayó un 13,5 % interanual en enero y febrero, un dato inédito desde 1990.

La Oficina Nacional de Estadística (ONE) del país asiático informó hoy de que, en los dos primeros meses del año, la producción industrial registró su primer y peor descenso en 30 años.

La cifra está muy por debajo de las previsiones de los analistas, quienes apuntaban a un crecimiento de en torno al 1,5 % en este período.

El dato es todavía más chocante si se compara al de diciembre, cuando la producción industrial (que mide la actividad de grandes empresas con una facturación anual de al menos 20 millones de yuanes) aumentó un 6,9 % interanual.

Sin embargo, esta vez -indican desde la consultora británica Capital Economics- los números «han sido mucho más débiles de lo previsto y apuntan a una recesión más profunda que durante la crisis financiera mundial» de 2008.

El futuro es algo menos halagüeño a ojos del analista Julian Evans-Pritchard: «Es probable que los datos de marzo sean peores».

Por su parte, el Gobierno chino insiste en la robustez de su economía y cree que el impacto será temporal y limitado. EFE