Un nuevo escándalo acaba de suscitarse en el IESS cuando, en plena crisis originada por la pandemia del coronavirus, se ha hecho público la pretensión de comprar miles de mascarillas con un colosal sobreprecio, a lo que se une denuncias de irregularidades que se habrían cometido en algunos de sus hospitales, y la pretensión de gastar millonarios recursos en un contrato para promover “la imagen institucional”.
Esto no sólo mostraría que la corrupción sigue vigente en diversos ámbitos de la administración pública, sino la indolencia absoluta de ciertos políticos que, aprovechando de una tragedia nacional, buscan seguir atracando los fondos púbicos; aunque, para decirlo con propiedad, en este caso, son fondos privados de los afiliados del IESS que, desde hace décadas, han sido injustificadamente administrados por los Gobiernos de turno.
Si bien ese nuevo escándalo de corrupción ha conllevado la salida de algunos de los altos funcionarios del IESS, que aparentemente serían los directamente involucrados en el mismo; sin embargo esto no implica eximir de responsabilidad a quienes por acción u omisión también tienen que rendir cuentas, como sería el caso del Presidente del directorio del IESS. De aquí que la petición de renuncia de éste o su destitución haya sido pedida por algunos gremios empresariales, organizaciones sociales y sectores políticos.
Más allá de esta situación, empero, hay que resaltar que la causa de fondo de los diversos problemas que constantemente vive el IESS tiene que ver con su POLITIZACION; pues a lo largo de su historia el IESS fue convertido en un apetecible botín político que se repartieron diferentes Gobiernos de turno, usada como caja chica de estos y como agencia de empleos para los militantes del partido político gubernamental. Aún más, durante los últimos Gobiernos, y como una suerte de “premio consuelo”, el IESS fue usado para ubicar al frente de su directorio a personas que antes evidenciaron un fracaso, en su gestión, al frente de algunos ministerios.
Ahora, ante esta situación del IESS la ciudadanía, y sobre todo sus afiliados que son sus verdaderos dueños, tienen la oportunidad de hacer una causa común para lograr, de una vez por todas, la total despolitización y despartidización del IESS. (O)