Aniversario fundacional, un encuentro con la historia local

Fundación de Cuenca previó el sustento futuro de la ciudad a partir de la elección de un sitio que asegure el equilibrio de ambiente y población

Foto: Dra Angélica Bernal medico del Hospital Vicente Corral Moscoso

En una campiña cruzada de ríos, rodeada de montañas y bosques, con abundantes riqueza natural, donde años atrás se había levantado la ciudad inca de Tomebamba, el Lunes Santo 12 de abril de 1557, el capitán Gil Ramírez Dávalos, gobernador de Quito, fundó la ciudad de Cuenca según lo dispuesto por la máxima autoridad colonial de la época, el virrey Andrés Hurtado de Mendoza, quien quiso se establezca en este territorio una ciudad con el mismo nombre que la suya nativa, Cuenca.

La ciudad cumple así, 463 años de su fundación, un hecho que no fue al azar ni sencillo, sino una acción previamente concebida, compleja, con el fin de establecer un centro de administración y gobierno donde ya había un asentamiento poblacional, al sur de la gobernación de Quito y algo próxima al puerto de Guayaquil.
Foto: Dra Angélica Bernal medico del Hospital Vicente Corral Moscoso

Fundar un pueblo y promover su población, velar por los viajeros, atender a los indígenas “sin que se les haga fuerza ni maltratamiento”, instruirlos en la fe católica, leyes y normas sociales, fueron los objetivos fijados por el virrey para la futura ciudad, donde se entregue tierras a los indígenas y se cuide el uso del agua.

Con sabiduría, el virrey le dispuso a Ramírez Dávalos que, para establecer la ciudad, recorra la provincia de Tomebamba y busque un sitio donde haya “agua perpetua y monte para leña y tierra para poder repartir y disposición para hacer molinos junto al pueblo”.  Esto es: se cuide de la subsistencia con los propios recursos naturales, lo que hoy llamamos sustentabilidad.

Foto: Dra Angélica Bernal medico del Hospital Vicente Corral Moscoso

Consultados pobladores y caciques indígenas indicaron a Ramírez Dávalos que el mejor sitio para fundar la ciudad era el sitio llamado Paucarbamba, limitado por la orilla del río (Tomebamba), la laguna Viracochabamba, los depósitos de Cullca, y una estancia llamada Putzhío.

Poco más de 20 años atrás, los españoles habían llegado en sus correrías y guerra de conquista y se establecieron en asientos, pueblos y unas pocas ciudades de las que Cuenca fue una de ellas.

Ramírez Dávalos debió de recorrer el suelo tomebambino, a lo mejor no mucho. Desde unos años antes, colonos españoles estaban establecidos en las tierras de los aborígenes cañaris y unos de ellos, Rodrigo Núñez de Bonilla, estableció un molino y lo dejó administrado por Pedro Márquez.

Foto: Dra Angélica Bernal medico del Hospital Vicente Corral Moscoso

Ante el escribano o notario Antón de Sevilla fueron llamados los caciques Juan Duma, Hernando Leopeulla, Diego y Luis y, con ayuda del intérprete Pedro se les preguntó si la fundación de la ciudad les causaba algún perjuicio, (consulta, decimos hoy) a lo que contestaron que ninguno, sino mas bien les favorecía a la administración de justicia, ya que los alcaldes de esa época eran también funcionarios judiciales.

El trazado de la ciudad, la división de solares, el señalamiento de las principales dependencias fue, para su tiempo, un verdadero plan urbanístico de la época.

La ciudad debía tener un trazado similar al de Lima, “La Ciudad de los Reyes” y su plaza central, la mitad de su tamaño. En el reparto de la ciudad se debía señalar lugar para iglesia, cementerio, casa del cabildo (Municipio), cárcel, espacios para comercio, hospital, tierras de sembradíos.

Foto: Dra Angélica Bernal medico del Hospital Vicente Corral Moscoso

Las órdenes para fundación de la ciudad señalaron normas de futuro orden y gobierno que se fueron cumpliendo en los siguientes días.

Cada vecino debía plantar 500 árboles al año a fin de que nunca falte leña, se debía señalar un sitio para matadero y carnicería, buscar sitios para quemar cal, que se usaba en la construcción, así como espacios para sembrar hierbas y forrajes para el ganado.

Se señalarían solares para los vecinos, se procuraría que los vecinos que vengan sean casados y estén dispuestos a tener hijos para seguir poblando la ciudad, se debía señalar espacios para futuros repartos de tierras y donde apacentar el ganado, así como canteras de piedra para construir.

Se nombrarían dos alcaldes, cuatro regidores (los actuales concejales), un alguacil mayor (encargado de arrestar a los delincuentes), un procurador y se dispuso haya un escribano (notario público). Esa traza urbana fijada hace 463 años se ha conservado y hoy es parte del patrimonio.(AVB)-(I)