Un mes de encierro por el coronavirus

Un total de 25 fallecidos, 207 casos positivos, un sistema de salud que tuvo que acoplarse sobre la marcha, una crisis económica generalizada y cerca de 18.000 personas que ven la pobreza de cerca son las cifras que, en un mes, deja el coronavirus en el Azuay.

El último caso que obtuvo relevancia, lamentablemente por la muerte del paciente, fue el de una persona que llegó desde Manabí buscando oxígeno para poder sobrevivir.

No lo logró, su cuerpo fue levantado la noche del jueves del parqueadero del hospital “José Carrasco Arteaga”, del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).

Luis Mario Maldonado, director médico del hospital del IESS, indicó que cuando el paciente llegó ya no tenía signos vitales y los médicos certificaron que había muerto hace unas horas.

Los filtros de seguridad impuestos en las cuatro provincias que atravesó no frenaron el paso del vehículo por la premura de salvar la vida del hombre que tenía un hijo en Cuenca, quien en su desesperación motivó el viaje, el último de esta nueva víctima de la pandemia.

Bitácora

El 13 de marzo llegaba la primera persona con coronavirus al hospital “Vicente Corral Moscoso”, pero los médicos que lo atendieron se enterarían días después qué vieron de frente los síntomas del COVID-19.

La demora en la entrega de pruebas hizo que los médicos no puedan certificar la enfermedad del paciente sino días después del hecho. “Carlos” nombre protegido, era uno de los galenos que vio a la enfermedad de frente.

Hoy, el médico de 34 años está aislado en su casa, lucha contra el virus que tras días de exposición terminó contaminándolo el pasado 10 de abril, fecha desde la que ha cambiado las salas de hospital por el encierro en su dormitorio.

“Esto es duro, es difícil”, sostiene.

Si bien el 13 de marzo se daba el primer arribo de un paciente con COVID-19 al hospital regional, el Ministerio de Salud Pública (MSP) señala otra fecha como el inicio de la pandemia en el Azuay.

El primer caso, de acuerdo con el boletín epidemiológico del MSP, indica que el primer paciente con síntomas fue atendido el 1 de marzo.

Para el 14 de marzo, día en el que se anunció el primer caos en el Azuay, ya habían en la provincia 24 casos que luego serían confirmados como positivos para coronavirus.

Se esperó dos días más para el inicio de la cuarentena que arrancó el 16 de marzo. El Municipio se había adelantado a suspender todos los eventos públicos para el 13 de marzo, una semana después de que un concierto en el estadio “Alejandro Serrano Aguilar” congregó a unas 10.000 personas.

Para el 18 de marzo teníamos 58 pacientes sintomáticos, pero la demora en las pruebas solo permitía certificar cinco casos en la provincia.

Ese día se tomó la decisión de restringir el transporte público.

A tan solo tres días de haberse decretado la emergencia sanitaria el Gobierno ya entregaba kits alimenticios para solventar lo que se veía venir como una crisis económica y social.

Ruth Caldas, coordinadora del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) en el Austro, indica que empezaron por visitar sectores donde se presentan focos de pobreza, pero tras el mes de encierro, los pedidos de ayuda se generalizaron hasta llegar a 30.000 familias.

Críticos

El 26 de marzo, Cuenca cerraba su jornada con un aliciente, el primer paciente recuperado en el hospital del IESS llenaba de orgullo a los médicos y daba esperanza a la ciudadanía.

Pero la alegría del pobre dura poco, señala el dicho, y ese mismo día Azuay notificaba la primera muerte por el virus, en el mismo hospital donde minutos antes todo era celebración.

La necesidad de pruebas se hacía evidente. Luis Mario Tamayo, director médico del hospital Santa Inés denunciaba que llevaba una semana sin recibir reactivos, y en los hospitales públicos la situación no era diferente.

Los pacientes empezaron a llenar cada vez más espacios en los hospitales, “Carlos” recuerda que entre el 26 de marzo y el 1 de abril la situación se tornó crítica, el virus mostraba su cara más letal, los pacientes desmejoraban con rapidez y las primeras muertes empezaban a ser inevitables.

El 3 de abril el hospital del Seguro notificó de que sus camas para pacientes críticos de coronavirus estaban llenas y el hospital regional informaba de un plan para ampliar espacios.

El 8 abril la Coordinación de Salud, que se había mantenido en que los fallecimientos de coronavirus en Azuay no pasaban de tres, se vio avocada a informar que ya eran 16 las muertes por la enfermedad.

Recuperación

La última semana del aislamiento los resultados de mantenerse en casa empezaron a dar frutos, el número de pacientes positivos por día pasó de diez a dos, las salas de los hospitales han tenido un respiro y el 16 abril se reportó que 28 pacientes están recuperados.

Carlos”, desde su encierro, recibe las noticias con agrado, extraña a su familia, quiere volver a verlos y compartir con ellos.

Tiene fe, quiere sanar y volver al campo de combate, pero al asomarse a la ventana, cerrada de forma permanente, sus esperanzas se caen.

En Cuenca, durante los últimos días, el nivel de circulación vehicular y peatonal se ha incrementado de manera considerable y evadir las restricciones puede derivar en un recrudecimiento del brote.

“Hasta ahora no hemos dejado de atender a nadie, pero pasa en otras provincias, y va a pasar aquí si no tomamos conciencia” indica el director médico del hospital del IESS, quien espera que la cuarentena no tenga que expandirse por falta de responsabilidad y solidaridad. (JMM)-(I)