Les Luthiers

Claudio Malo González

Hace pocos días emprendió su último viaje Marcos Mundstock, uno de los integrantes, desde su inicio, del conjunto musical Les Luthiers que, con su calidad armónica y refinado sentido del humor, ha inundado de alegría a centenares de miles de personas. Como los seres humanos somos los únicos animales que reímos, el humor es esencial en nuestras existencias ya que la alegría, aunque sea transitoria, nos libera de tensiones y preocupaciones para involucrarnos en el espacio risueño de la vida. Muy difícil imaginar alguien que jamás haya reído.

Compositores, intérpretes, actores son los que forman parte de este conjunto que se inició en 1967 cuyos integrantes estaban vinculados a universidades argentinas. Sobresale su creatividad en que aúnan la música, las letras y la actuación. Elaboraron incluso instrumentos informales como el “latín” o violín de lata; el “yerbomatófano  damore” recordándonos como algunos entonaban melodías con una hoja de yerba natural; “Dactilófano o máquina de tocar” con una destartalada máquina de escribir. Con maestría, tocaban también los clásicos instrumentos clásicos tradicionales.

Asistir a una de sus presentaciones es gratificante por la concurrencia integrada de tres elementos, pero escucharlos en discos tiene efectos similares. El chiste tiene como único propósito la risa con las variaciones en calidad de todo lo humano, que van desde las de un payaso de circo pobre hasta obras literarias de renombre mundial como El Quijote o las comedias de Molier. El humor es un compañero permanente y agradable. Algunos lo consideran insignificante y superficial; pero su presencia en la vida humana es tan esencial como el sufrimiento y la angustia a los que torna más llevaderos. (O)