Incertidumbre

Porque aún no ocurre y porque esperamos resultados de fenómenos individuales y colectivos, el futuro es esencial en la existencia humana. Nos hacemos en el tiempo y tenemos expectativas de los resultados de nuestras acciones. El futuro es incierto, pero en condiciones normales anticipamos con algún nivel de certeza lo que tendrá lugar individual y colectivamente, partiendo de un ordenamiento regular de la realidad. La incertidumbre está vinculada al porvenir y nada podemos asegurar con evidencia, pero, con algún nivel de certidumbre, ordenamos nuestras acciones. La incertidumbre nos incita a pensar y desarrollar la creatividad para salir delante de problemas y planificar acciones anticipando los resultados que esperamos.

En el ordenamiento social del que formamos parte, cuando ocurren fenómenos desconocidos que impactan en la sociedad global, la incertidumbre se agudiza por los daños ocasionados. Vivimos estos días una situación incierta; el nuevo virus agrede a toda la humanidad sin que nadie tenga certeza suficiente para establecer las medidas que deben tomarse para evitar sus daños. Los avances de la medicina y la tecnología correspondiente son gigantescos, pero en este caso la incertidumbre es general y países desarrollados y subdesarrollados han tenido que tomar medidas para evitar en lo posible la contaminación y las víctimas.

Personas e instituciones de los más altos niveles se esfuerzan para encontrar vacunas y remedios, pero aún no hay éxito; se habla de posibilidades y plazos. Los efectos económicos son severos y debe encontrarse soluciones. Hay que aprender a vivir en esta situación e imaginar salidas parciales. El aislamiento total parece que ha dado frutos, pero no puede perdurar. En nuestro país, luego de unos días se alternará el aislamiento con el distanciamiento al reabrir gradualmente centros de producción y distribución de bienes. Para pronunciarnos sobre el acierto de esta medida debemos esperar resultados, pero creemos que es preferible a no hacer nada.