A tapar penales

Gerardo Maldonado Zeas

OPINIÓN|

Las seis camisetas políticas no le sirvieron al pueblo para entender que estaban frente al ex arquero prototipo del avivato, al “guapo” del barrio, al mimado del populismo, y al creativo de las cosas chuecas.

Nebot fue el padrino que le lanzó a la prefectura del Guayas, aunque hoy se haga el desentendido. El acercamiento formal se dio cuando fungía como el concejal predilecto, con quien levantaba las manos en señal de victoria; el hombre capaz de terminar con la era de Jairala, de quien también fue su asesor en el área de deportes entre 2014 y 2016.

Con “pestañita” Morales caminaron por todos los espacios públicos posibles, su esposa Sandra Arcos, quien se vendía muy bien como practicante del voluntariado, hijastros, y demás relacionados siempre dejaron huellas indelebles de dudas. Contratos dirigidos a empresas creadas entre fantasmas y testaferros; representantes legales y socios escogidos de la lista de los más pobres e ingenuos de esta patria dolida, como el caso de Francisco Hermelindo Velásquez, un ebanista, a quien le hicieron aparecer como “socio” de una de estas coaliciones.

Pertenece a ese grupo de faranduleros a quienes los caciques de la clase política más deleznable de este país acuden para llenar las listas de candidatos. Una práctica que viene de décadas atrás, para escoger a personas carentes de ideología, pero queridas por el pueblo incauto. Morales decía ganar 10 “lucas” en TC tv y sentirse mal pagado, por ser un personaje que rebozaba credibilidad.

Descubierto en una de tantas trapacerías por una Fiscal que no le tiembla el pulso, a quien la clase política corrupta del Ecuador quiere “bajarse”, es acusado por el presunto delito de tráfico de influencias en la adjudicación de contratos durante la emergencia sanitaria en la cual Morales nunca apareció, está obligado por el momento al uso del grillete y a la prohibición de salida del país. Él ha dicho que le va a tocar otra vez “atajar penales”. Tal como está la cosa, puede ser en el arco norte de Latacunga; la pelota está en manos de la justicia. (O)