Con el maillot naranja y un casco blanco de su nuevo equipo, el Ineos británico, el ecuatoriano Richard Carapaz se entrena en su provincia natal de Carchi, fronteriza con Colombia, para regresar a la competición con el objetivo de reeditar su triunfo hace un año en el Giro de Italia.
“Ha sido como otra vez volver a empezar, estamos haciendo un período de acumulación, bastantes horas y con miras al calendario alternativo que se nos ha propuesto”, explicó a Efe al hacer un alto en una carretera flanqueada por verdes colinas y campos de cultivo.
En este inusual año marcado por la pandemia de la COVID-19, las restricciones y entrenamientos virtuales con simuladores, ‘la locomotora de Carchi’ está ya en ruta hacia su primera competición.
Será la Vuelta a Burgos, aún no confirmada pero que debería disputarse del 28 de julio al 1 de agosto, para después viajar a Polonia con una carrera programada entre el 5 y el 9 de agosto, y al territorio italiano para el Tirreno-Adriático, del 7 al 14 de septiembre.
“El gran objetivo es hacer el Giro de Italia” y poder llegar a ello en “óptimas condiciones y tratar de hacer lo que he venido haciendo en los últimos años”, refiere el ciclista que hizo historia en su país, al arribar a Verona el año pasado con la maglia rosa.
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Al igual que para otros deportistas profesionales que requieren de un terreno específico, los últimos meses para el ciclista han estado dominados por las dudas, el desbarajuste de fechas y un confinamiento obligatorio.
“Al final ha sido un año diferente al que estamos acostumbrados”, reconoce el último campeón del Giro, que a simple vista, no parece haber mermado en capacidades, si bien cree que “el calendario se va a comprimir en solo tres meses y va a haber muchas sorpresas”.
Por lo pronto, el Giro de Italia ya tiene fecha: se disputará entre el 3 y el 25 de octubre y entre sus competidores, Carapaz vislumbra como rivales fuertes al italiano Vincenzo Nibali, que buscará su tercer victoria en la prueba, y a los neerlandeses Tom Dumoulin que la ganó en 2017 y Steven Kruijswijk, que obtuvo un cuarto puesto en 2016.
El ecuatoriano, de 27 años, siente el respaldo del Ineos, por el que fichó en septiembre de 2019 por tres temporadas, dejando atrás al Movistar que le catapultó a lo más alto del podio.
“Disputar el Giro para mí ha sido algo muy importante, que me da más confianza para prepararme estos días con mucha más motivación”.
A Carapaz le tocó pasar el confinamiento en su país, al que llegó el 6 de marzo, y de manera inusual ha podido compartir más momentos con su esposa y dos hijos pequeños en su vivienda en la parroquia de Julio Andrade, tiempo que en una situación normal reparte entre entrenamiento y competición.
“Fueron unos momentos nuevos para mi, diferentes, porque nunca habíamos estado tantos días en casa, entrenando en la casa”, rememoró sobre la cuarentena.
Su esposa, Tania Rosero, sentada junto a un gran crucifijo de madera que ocupa una sala del domicilio familiar, lo describe como un compañero y papá “muy cariñoso”, que disfruta de salir a pasear con sus hijos de 3 y 6 años y compartir en familia.
“Esperemos que se realice el Giro. Richard sale a entrenar con disciplina todos los días mientras nosotros lo apoyamos desde casa”, menciona.
El ciclismo ha sido una de las primeras disciplinas permitidas por las autoridades durante la pandemia, y desde hace mes y medio las rutas de la provincia considerada “cuna del ciclismo en Ecuador” son el terreno de rodaje de sus compañeros y la joven cantera que sigue sus pasos.
En ese sentido, el carchense subraya que ya no es el único ecuatoriano que está en el World Tour y que en Latinoamérica los tricolores están incursionando y creando marca.
Su escuela fue presentada oficialmente un mes antes de que se declarara la emergencia sanitaria por coronavirus en marzo, y es el semillero de los nuevos talentos del ciclismo en el país.
Aunque echó a rodar en junio de 2017 con el apoyo de recursos del ciclista y de los padres de los estudiantes, no fue hasta mediados de 2019 cuando la Secretaría del Deporte aprobó la formación del “Club Deportivo Especializado de Alto Rendimiento Richard Carapaz”.
“Para la escuela ha sido un año bastante raro, tuvimos que parar un par de meses porque aquí no sabemos si se va a reanudar el calendario ciclístico“, afirma sin dejar de reiterar su compromiso con el proyecto.
Carapaz encabezó el pasado 4 de junio una protesta para exigir justicia tras la muerte de un compañero atropellado, Rubén Darío Tatés, que tenía 20 años.
“Mi mensaje a todas las personas es que cuando miran a un ciclista que vean a una persona, que tengamos el espacio debido para la práctica de un deporte, que tomemos todas las medidas de precaución en la carretera y vivamos con respeto y amabilidad”, concluyó. EFE