Retos y respuestas

EDITORIAL|

El historiador Arnold Toynbee considera que la respuesta a retos en las colectividades humanas explica el desarrollo de las civilizaciones. Esta visión global puede aplicarse al ordenamiento de la vida individual y a la superación de problemas que afectan a sociedades. Un reto es el planeamiento de un problema para incentivar respuestas y solucionen. El caso de la pandemia generada por el COVID-19 que afecta al mundo, lo podemos entender como un reto para salir adelante ante la presencia de un virus que, pese a los avances de la ciencia, es desconocido generando una serie de incertidumbres que deben ser aclaradas.

Al planteamiento global hay que añadir situaciones específicas de los países, partiendo de que no todos tienen la misma infraestructura de salud. Los efectos de esta pandemia en el ordenamiento económico son muy serios y cada uno de los Estados, partiendo de sus posibilidades y limitaciones, debe enfrentarlos tomando en cuenta las desigualdades sociales y económicas de sus integrantes. Los efectos negativos de esta crisis son graves, sin que podamos conocer su intensidad y medidas inmediatas como el aislamiento se han puesto en práctica en todas partes con los consiguientes retos al ordenamiento político y económico.

Por negativa que sea una crisis, siempre tiene aspectos positivos, partiendo de que agudiza la creatividad individual y colectiva en todos los niveles. Inherente al desarrollo humano es el cambio que suele darse mediante un proceso de evolución previsible y manejable. El fenómeno de la pandemia rompe el esquema de la evolución social al enfrentarnos a situaciones desconocidas. Es importante que demos debida importancia a este reto para sacudirnos de rutinas y visiones aparentemente realistas del futuro. Imposible no lamentarnos ante lo sucedido, pero hay que empeñarnos para estructurar cambios ante variaciones de ordenamientos no previstos, despertándonos de una especie de letargos en que la vida cotidiana nos ha adormecido.