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COLUMNISTA

¿Cómo gestionar nuestras áreas protegidas?

OPINIÓN|

 

La historia de las áreas protegidas se remonta al surgimiento en los distintos continentes de parques nacionales con el propósito de conservar la naturaleza, sus servicios ecosistémicos y valores culturales asociados.

Si solamente tomamos el caso de América, dos hitos nos conducen a la creación de: Yellowstone (Estados Unidos, 1872), y Nahuel Huapi (Patagonia Argentina, 1880). Mientras que, en el caso ecuatoriano, la primera área protegida se crea en 1936, cuando se declaró a algunas islas de las Galápagos bajo este régimen.

A la fecha, son 59 las áreas que forman parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, SNAP, que representa aproximadamente el 20 % del territorio nacional. A nivel constitucional se reconoce su estatus, que tiene por propósito conservar la biodiversidad y el mantenimiento de las funciones ecológicas.

El sistema se integra por los subsistemas estatal, autónomo descentralizado, comunitario y privado. En el primer caso un total de 700 guardaparques se encargan de la conservación y el mantenimiento de estas áreas, sin embargo, las alarmas saltaron este mes, cuando más de la cuarta parte de sus miembros (27 %), cambiaron su régimen laboral (nombramientos provisionales a contratos de servicios ocasionales), y todos nos preguntamos hasta qué punto es sostenible el sistema.

Si solo recordemos que el ingreso a las áreas del SNAP, es gratuito, de la misma manera no se ha implementado una contraprestación en relación a los servicios ambientales que estas prestan en favor de la sociedad, vemos que son nulos los ingresos que se tienen para cumplir con esta importante actividad.

No se debe olvidar, que el art. 47 del Código Orgánico del Ambiente, abre la posibilidad de la delegación de las áreas naturales (véase el caso del Parque Nacional El Cajas al GAD Municipal de Cuenca).

Repensar el modelo de gestión de estas áreas que son primordiales para conservar la biodiversidad y el mantenimiento de las funciones ecológicas es tarea de todos, no solo con buenas ideas, sino también a través de aportes económicos y otros mecanismos que garanticen la sostenibilidad del sistema. (O)

 

@andresmartmos

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