La energía del miedo

Claudia Acosta A.

OPINIÓN|

Tengo en mi cabeza la trama de una película infantil que salió hace algunos años, y que, de forma maravillosamente creativa y jocosa, toca el tema del miedo y su energía…  Monster Inc. se llama esta película y se desarrolla en una empresa de monstruos dedicada a asustar niños, para a partir de los gritos de estos, obtener la energía que requiere su ciudad. Al mismo tiempo los niños, suponen, son potencialmente tóxicos para estos. Un monstruo de pelo azul de más de dos metros,  posee el récord como “Asustador de Niños”, y un monstruo verde de un solo ojo, es su “Ayudante Asustador” y su mejor amigo. Su realidad  se da la vuelta cuando una pequeña niña sale por la puerta de su cuarto e ingresa al mundo de los monstruos, tras el gran Asustador de niños que para ella  es un “gatito”; el terror del inicio es poco a poco remplazado por el cariño que despierta la pequeña en el gran monstruo,  en un momento dado,  al tenerla escondida en su casa para regresarla a su mundo,  la pequeña empieza a reír a carcajadas provocando tal descarga de energía que todas las bombillas de luz del edificio se rompen. Para no alargar mucho el relato,  la historia termina con la empresa generadora de energía obteniendo la misma,  ya no del miedo de los niños, sino de su risa ¡una energía que la descubre,  mucha más poderosa!

Una bella metáfora para el momento actual y el miedo reinante por todos lados, debido al exceso de información, la circulación de mensajes negativos, imágenes dolorosas a las cuales nos vemos expuestos minuto a minuto y que no ayuda ni salva a nadie… más bien perjudica nuestro estado de ánimo, baja nuestro sistema de defensas, desgasta nuestra energía, nos enferma… Y es que no hay emoción más paralizante que el miedo, éste nos impide actuar y pensar con claridad, el miedo desmedido nos hace manipulables, manejables, nos suma en la confusión y la desesperación…

¿Qué hacer entonces? Como siempre el trabajo inicia con uno mismo y este aprender a observarnos, ver cómo nos estamos cuidando y alimentando, cuerpo y mente; no se trata de disminuir o desconocer este momento crucial, que como humanidad estamos viviendo, el hecho de esta realidad, de nuestra responsabilidad para con nosotros mismos y los otros; pero si podemos escoger y decidir no alimentar más nuestra mente con aquello que la intoxica y le hace daño y quizás sí,  al igual que los monstruos de esta película a la que hago referencia,  logremos descubrir fuentes de energía mucho más eficientes, constructivas, productivas, poderosas: la energía de la aceptación (por este momento esto es lo que hay, ésta es mi realidad y en ella  voy actuar de la mejor manera), del entusiasmo, del griego en y theos, “en Dios”,  de la consciencia, de la confianza, de la esperanza… (O)