Bachilleres 2020

Claudia Acosta A.

OPINIÓN|

Estudiantes a los que les cambiaron todas las reglas del juego; terminaron sus colegios de un momento a otro, sin volver a pisar sus aulas de clase, sin ver a sus profesores, sin estar con sus compañeros… de pronto todos sus planes futuros pequeños y grandes se vieron cancelados, postergados, sin futuro cierto…

Una generación que ha podido observar la incertidumbre de la vida como lo único verdadero; una generación que como ninguna otra ha palpado en carne propia la vulnerabilidad de la existencia humana y la conexión de todo lo existente, viendo como algo minúsculo, que nuestra vista no logra ver, de pronto afecta al planeta entero, no respeta fronteras, límites geográficos, razas, edades, condiciones económicas o sociales, todos somos iguales; una generación que constató la fragilidad de nuestros sistemas económicos, políticos, sociales, que vio como todo lo que consideraban real dejó de serlo…

Pero también,  una generación que si esta despierta y atenta, verá la vida y sus circunstancias como  oportunidades de mejora y crecimiento, dejarán de vivir en objetivos futuros, en lo que conseguirán después; disfrutarán de todo lo que hagan, de cada situación que a su vida llegue, la existencia  les mostró que el después es una invención de la mente humana… tendrán marcada en su alma la felicidad que se encuentra en las cosas simples y cotidianas, no por un discurso oído sino  porque vivieron días de vuelta al hogar, de estar en familia, de jugar, reír, llorar juntos y aprender a colaborarse, sostenerse y apoyarse; se adaptarán con facilidad al cambio que no quiere decir acomodarse en las circunstancias, sino dentro de éstas,  hacer siempre lo mejor que puedan en lo que la vida les ponga y les llame a hacer; una generación entusiasta con la vida pues ha sentido, ha visto lo frágil que ésta resulta, sí,  insisto si esta generación despierta y está atenta, será como una ola de energía y vida que bañe las costas del planeta. (O)