El Atlético reinicia el camino hacia su gran obsesión: la Liga de Campeones

Diego Simeone, técnico del Real Madrid. EFE Archivo

138 días después de destronar al campeón en una noche de sufrimiento y gloria en Anfield Road, en el último duelo continental antes de la pandemia de coronavirus, y ocho tras el final de LaLiga Santander, el Atlético reinició este lunes el camino a su gran obsesión histórica: la Liga de Campeones.

En busca de esa competición que se le ha escapado hasta en tres ocasiones (1974, ante el Bayern de Múnich alemán, 2014 y 2016, ambas contra el Real Madrid) y que se decidirá en agosto en Lisboa (Portugal), escenario de la final perdida hace seis años a un minuto del cierre del duelo, el conjunto rojiblanco retomó esta tarde los entrenamientos en búsqueda del trofeo más deseado para sus huestes.

Un Atlético que ya consiguió el gran objetivo deportivo, y sobre todo económico, de la temporada al asegurar su pase a la siguiente edición del gran trofeo continental siendo tercero de la competición liguera, y que ya mira a Lisboa sin peros ni excusas, después de una semana de asueto para desconectar.

Por delante tiene dieciséis días de preparación física, táctica y mental -que comenzaron este lunes en un entrenamiento, al que solo faltaron los lesionados Thomas Partey y Sime Vrsaljko- para acometer de nuevo el reto de conseguir el trofeo de campeón de Europa, el único que no figura en sus vitrinas.

TRES MESES DE ESPERA TRAS TUMBAR AL CAMPEÓN DE EUROPA

Tras asegurar su billete a los cuartos de final derrotando al Liverpool (2-3) en una prórroga que durante meses alimentó los sueños de los aficionados rojiblancos gracias a los dos goles de Marcos Llorente y el tercero de Álvaro Morata que hicieron inútiles el tanto del holandés Georginio Wijnaldum en la primera parte y el del brasileño Roberto Firmino al inicio del tiempo extraordinario, el fútbol se apagó para todos debido al coronavirus.

Los aficionados de prácticamente todo el mundo tuvieron que esperar varios meses para ver el balón rodando sobre el césped. En el caso de los rojiblancos fueron tres meses y tres días, hasta el domingo 14 de marzo en San Mamés contra el Athletic de Bilbao, donde cosechó un empate 1-1.

A partir de entonces, los números son incontestables: invicto en las once jornadas ligueras de la reanudación, en las que logró siete victorias y cuatro empates, 20 goles a favor y seis en contra; reforzado en una idea de juego más agresiva en los inicios y vertical en las finalizaciones, un Atlético más hecho que el que en marzo hizo la machada ante ‘The Kop’.

Un refuerzo no solo colectivo, sino también individual, comenzando por el ‘héroe de Anfield’, un Marcos Llorente asentado como delantero (dos goles y cuatro asistencias en el reinicio liguero que han hecho duplicarse su valoración económica, de 20 a 40 millones de euros, según el portal web Transfermarkt), la recuperación de la puntería de Diego Costa y Álvaro Morata (tres y cuatro goles, respectivamente, en este último mes), el restablecimiento físico del uruguayo José María Giménez, el buen papel del lateral colombiano Santiago Arias, y la solidez general de todo el plantel, probada por las constantes rotaciones.

ARGUMENTOS PARA ROMPER UNA MALDICIÓN

Todos ellos conforman un ramillete de argumentos para la gran obsesión histórica del Atlético de Madrid: la Copa de Europa, hoy Liga de Campeones, que se le ha escapado en tres ocasiones. Ante el Bayern Múnich alemán en Bruselas en 1974 fue un tanto del alemán Georg Schwarzenbeck al borde del final de la prórroga el que igualó el tanto de Luis Aragonés y llevó al desempate dos días después, donde los rojiblancos fueron barridos por el conjunto bávaro (4-0).

En Lisboa, el escenario de la final de este año, el Atlético se vio campeón en 2014 desde el minuto 36, el del tanto del central uruguayo Diego Godín, hasta casi el final, cuando un tanto de Sergio Ramos en el tercer minuto de la prolongación dio el empate y en la prórroga fue rebasado por tres tantos más del conjunto blanco (4-1).

Contra el mismo rival, dos años después en Milán (Italia), fueron los penaltis los que condenaron a un equipo que respondió al tanto de Sergio Ramos en el primer cuarto de hora con otro del belga Yannick Carrasco a diez minutos de la conclusión. Sin goles en la prórroga, fueron los penaltis los que decidieron: un fallo de Juanfran Torres y un gol del portugués Cristiano Ronaldo sellaron la tanda y la tercera oportunidad fallida para los rojiblancos.

En este nuevo camino hacia la final de Lisboa, el Red Bull Leipzig alemán, una de las sorpresas de esta edición y novato en estas lides, será el primer rival, en cuartos de final, el 13 de agosto. «Viene haciendo una temporada magnífica, compitiendo en los primeros lugares con una forma de jugar muy ofensiva», analizó Simeone cuando se conoció el resultado del sorteo.

Si supera esa instancia, el último escollo antes de la final para el Atlético será el ganador entre el cruce entre el Atalanta italiano, otro que se estrena, y el París Saint-Germain, potencia indiscutible por inversión y plantilla pero que suele tropezar en estas instancias y viene sin haber disputado competición liguera.

Tres partidos separan al Atlético de su gran obsesión histórica. El camino hacia ese objetivo que la entidad lleva décadas porfiando comenzó este lunes en la ciudad deportiva de Majadahonda. El destino es Lisboa, que el conjunto rojiblanco espera transformar de símbolo de derrota a escenario de ensueño. EFE