Discapacitados “de lujo”

Eliécer Cárdenas E.

 OPINIÓN|

En la larga lista de escándalos sobre corrupción, quizá la que más ha conmovido y lastimado la conciencia nacional es el tráfico desvergonzado de los carnets de discapacidad, antes otorgados por el CONADIS y ahora a cargo del Ministerio de Salud.

Resulta que, prácticamente todos los acusados en los múltiples casos de corrupción, tenían, oh, coincidencia, sendos documentos emplasticados, debidamente tramitados y firmados que testificaban que el portador era un discapacitado, aunque entre ellos figure inclusive un campeón de Judo, que no se sabe si campeonó antes, durante, o después de su “grave discapacidad”.

Como si fuera una epidemia, todos estos “discapacitados” que incurrieron supuestamente en actos de corrupción, eran deficientes auditivos, o sea sordos en leguaje ordinario, e inclusive había un avivato que presumía de tener una grave discapacidad mental, se supone retraso, oligofrenia, síndrome de Down, o cualquier otra situación que afecta la mente. Insólitamente el supuesto discapacitado mental era tan vivo e ingenioso para cometer delitos de corrupción, caso único en los anales de la medicina mundial, que debería ser estudiada por algún futuro Premio Nobel de Medicina.

Mientras, los verdaderos discapacitados se lamentan y sufren porque en las esferas burocráticas del Ministerio de Salud, se les da “oídos sordos” a sus reclamos. ¿O será que los burócratas que desoyen tan justas solicitudes son “discapacitados auditivos”? Todo es posible en los dominios de la corrupción.

Otra “perla” en este desfile grotesco y repugnante de inmoralidades, resulta la boyante comercialización de autos de alta gama por parte de determinados elementos de la política y otras áreas, que, mediante el carnet de discapacitados importaban sin freno esos vehículos para poner patios de venta de autos de lujo, con sustanciosas ganancias a costa del timo, el fraude y la mentira, “virtudes” que para vergüenza e indignación de los ecuatorianos, se han constituido en una especie de sello de la viveza criolla elevada al máximo nivel.

Para coronar toda esta retahíla de inmoralidades, recientemente un defensor de los derechos humanos dijo que se estaría vulnerando los derechos de estos sinvergüenzas. Qué cosas. (O)