Justo reclamo

Edgar Pesántez Torres

OPINIÓN|

Hay ciertas actividades y profesiones que no tienen tregua por ninguna circunstancia: la medicina, verbo y gracia. Ahora mismo, mientras a los ecuatorianos se nos sugiere y hasta obliga un aislamiento parcial o total, los profesionales de la salud pública están en sus lugares de trabajo enfrentando al enemigo mortal de la pandemia. Los médicos asistencialistas tienen que trabajar todo el día y en guardias, incluida la noche. Para ellos no han fines de semana ni feriados, simplemente tienen que cumplir con los turnos asignados.

En este grupo se encuentran los Médicos Posgradistas que trabajan 80 horas semanales, más de 300 horas mensuales, la mayoría sin percibir un dólar de remuneración y ni siquiera se les concede un refrigerio o un desván en donde descansar. No obstante, son los esculapios los que están en la primera fila del combate del mortal SRAS-CoV-2. Ya algunos han tributado con su muerte al juramento que prometieron.

Cuando los hospitales comenzaron a desbordarse y el pánico cundió en la sociedad, recién se dimensionó el sacrificio e inminente peligro que corrían los de blanco. Advinieron las alabanzas, los cánticos, las flores, los aplausos y hasta serenos se los daba; pero nadie advertía sobre las penurias que ellos pasaban. No se los entregaba mínimos enseres de protección, mientras sus horarios de trabajo aumentaron.

La fuerza de la circunstancia hizo que se geste y apruebe la Ley Orgánica de Apoyo Humanitario, que entre otras bondades justipreciaba a los médicos posgradistas y a los residentes contratos: a los primeros extenderles contratos remunerados mientras dure su especialidad y a los segundos concederles nombramientos.

Inadmisiblemente hasta la fecha no se ha cumplido con la Ley ni para los unos ni para los otros, pese a que ésta fue publicada el 22 de julio en el Registro Oficial. Los posgradistas del país son 3.505, aproximadamente 1.700 auto-becarios y 1.900 becarios a los que se adeuda hasta 9 meses de sueldos.

Las autoridades hacen caso omiso a la Ley, echándose la pelotita entre el MSP, IFTH y IESS. Ellas están obligadas a cumplir con la Ley y evitar que la justicia cargue sobre sus hombros. Los que han sido beneficiados por su trabajo y la ciudadanía, por gratitud y solidaridad, deben exigir la observancia de la Ley, para quienes en un momento de alharaquearía de los calificó de “héroes de blanco”.  (O)