La diplomacia del panda

Martín López Martínez

OPINIÓN|

Los caminos que conducen las relaciones internacionales son muy diversos y a veces ingeniosos, siendo la diplomacia su principal protagonista, pues concreta los intereses nacionales muchas veces con destacadas implicaciones políticas. Una de sus estrategias y, en la que las naciones se han apoyado para crear lazos de amistad, es la denominada “diplomacia del panda”, en la que animales son obsequiados a jefes de Estado, como un gesto de buena voluntad entre países. Así, China regaló, en 1957, a la entonces Unión Soviética su primer panda como muestra de las buenas relaciones entre los dos gobiernos. El presidente estadounidense Richard Nixon, quien viajó a China, en 1972, para recomponer las relaciones diplomáticas con ese país, retornó a Washington con dos osos. Para el gigante asiático, el ofrecimiento de esta fauna, que ya no es empleado desde 1985, es considerado como una muestra de paz, unidad y amistad. Esta diplomacia también ha sido empleada por Corea del Norte, ya que, en el 2018, el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, regresó de Pyongyang con dos cachorros, Gomi y Songgang, obsequiados por el líder norcoreano Kim Jong Un. En Australia, los koalas han jugado un rol importante en sus asuntos foráneos. En el 2014, en la Cumbre del G20, el koala Jimbelung repartió abrazos a personalidades como Vladimir Putin y Barak Obama. Ese mismo año se entregaron tres koalas a Japón como una muestra para continuar las relaciones económicas. (O)