Cantar en tiempos sombríos…

Tito Astudillo y A.

OPINIÓN|

Cuando recordamos un aniversario más de la muerte de Bertold Brecht, 14 de agosto de 1956; el más representativo autor dramático alemán del siglo XX y de posguerra, las expectativas sociales y culturales, tanto a nivel general como local, se parecen mucho, con las obvias distancias; ahora como entonces, tratando de adaptarse a una nueva agenda humana, condicionada por la pandemia COVID- 19 hoy, y de posguerra a partir de 1945.

Bienvenida una reflexión sobre la importancia y trascendencia de Bertold Brecht para los teatreros de la década del setenta en nuestra ciudad, cuando en similares circunstancias, esto es, de un teatro vocacional, los trabajadores teatrales, asistíamos ritualmente a charlas, lecturas, ensayos, pre-estrenos y presentaciones dramáticas que tenían como escenarios oficiales los teatros de la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión” Núcleo del Azuay y el de la Universidad de Cuenca y desde luego, cualquier sala, plaza, calle, esquina o barrio donde fuéramos requeridos. Leímos a muchos autores y a Brecht, desde luego, y sus obras más conocidas: Madre Coraje y sus hijos, Vida de Galileo Galilei y La excepción y la regla, nos cautivaron, emprendimos algún montaje y en ese proceso logramos un aprendizaje que definió, de alguna manera, una línea teatral en esa época, buscando siempre, más allá del gusto estético y el asombro, la reflexión del espectador, introversión que exteriorizada lleve a un cambio de actitud social. Una idealización, una utopía, como una luz en el camino, en concordancia con su concepción didáctica del teatro.

Como todas las artes y sus cultores, el teatro y los teatreros, tratando de adaptarse a la nueva realidad y testimoniar también, buscan reinventarse, a veces en soledad y al margen o minimizados de las agendas oficiales, porque, como decía Brecht: “también se cantará sobre los tiempos sombríos”. (O)