EDITORIAL|
Las organizaciones humanas, con propósitos positivos pretenden lograr mayor éxito en las metas y fines que se proponen. Funcionan en muchos campos de la actividad humana. También pueden tener fines perversos como eficiencia en los crímenes de diversa índole. El nombre mafia para designarlas proviene de este tipo de asociaciones ilícitas que funcionaron en Sicilia. Con motivo de la ley seca, se consolidaron en Estados Unidos, habiendo pasado a la historia personajes que las conformaron y manejaron conforme a sus cánones contrapuestos al orden jurídico. Al Capone es uno de los más conocidos. La violencia es el método y las lealtades de sus integrantes esencial, siendo su asesinato el costo de quebrantarla.
Este tipo de mafias han demostrado que existen en nuestro país. Conocidas con el nombre de bandas, las hay de criminales comunes que buscan hegemonía en sus áreas con un campo de acción que no tiene límites. Las denominadas de los choneros y lagartos han hecho noticia por haber usado su poder dentro de las cárceles asesinándose entre ellos. Una manifestación de poder es contar con armas de fuego en estos lugares en los que es totalmente prohibidas lo que demuestran a la vez que su “habilidad” la debilidad y deficiencia de quienes están a cargo de su control. Las organizaciones de narcotráfico, son super mafias cuyo poder se enfrenta con éxito al de los Estados.
La pandemia ha desenmascarado a las organizadas para vender, a altos sobreprecios, medicamentos a los centros de salud. Nos se trata de personas aisladas sino de organizaciones con complicidad de funcionarios del gobierno. Los contactos internacionales se manifestaron cuando fueron encarcelados dos extranjeros, uno de ellos, con antecedentes mafiosos en otros países como Panamá fue asesinado en prisión mientras otro sobrevivió a las heridas. Son parte de este aparato políticos controvertidos y algún “empresario exitoso” que trató de huir del país en una avioneta. Está a prueba la eficiencia del gobierno ante estos centros delictivos.
