Tecnologías y necesidades

EDITORIAL|

Para satisfacer necesidades básicas biológicas y de otra índole que han surgido con el desarrollo de las culturas, los seres humanos han usado su creatividad para descubrir y difundir tecnologías nuevas que se han generalizado, tornándose algunas imprescindibles. En buena medida, la historia de la humanidad es una secuencia de innovaciones tecnológicas que han satisfecho y gestado necesidades. En el campo de la energía el panorama es claro y la incorporación del vapor a la producción es básica en la revolución industrial. La electricidad como, forma de energía, en el mundo contemporáneo, se ha convertido en una necesidad imprescindible para el funcionamiento social.

Hace unas décadas se incorporó la informática que en múltiples formas se ha generalizado. Más allá de la enorme facilidad para la investigación científica, necesidades comunes y corrientes se solucionan por este camino. Se habla de los avances anticipando que en pocas décadas la “inteligencia artificial” dominará el ordenamiento social. La pandemia ha intensificado su uso, dominando campos como la educación no presencial y ampliando la compra venta. Este proceso de hace tan poco tiempo dificulta anticipar su dominio en el futuro cercano, alentando a algunos que, a veces con audacia con toques de insensatez, se han convertido en profetas del desastre o la felicidad.

En países menos desarrollados como el nuestro, la situación tiene variaciones. Si el proceso educativo se prolonga en forma virtual, es importante el número de personas que carecen de equipo técnico adecuado y acceso a internet. Lo que antes era privilegio de una minoría, sobre todo urbana, se ha convertido en una necesidad imprescindible. Los poderes públicos deben tomar medidas cuanto antes para superar estas falencias, como lo ha hecho con el servicio eléctrico y el transporte. La desigualdad económica pesa, pero es innegable que –más allá de los discursos populistas- en todo gobierno deben tener prioridad los más necesitados.