Nueva vacuna

Hernán Abad Rodas

OPINIÓN|

El objetivo del presente artículo es invitar a que reflexionemos seriamente acerca de la obligación que tenemos de respetar el medio ambiente y no continuar contaminándolo.

La contaminación ambiental constituye un problema grave de salud pública, el problema es difícil, pero en modo alguno imposible de resolver.

Para llegar a mejoras de dimensiones generales, cada ciudadano debería examinar rigurosamente su vida cotidiana y evitar todos los actos que pudieran contribuir a difundir la polución. Debemos adquirir conciencia de que los efectos acumulados de nuestros pequeños actos de la vida diaria, pueden determinar un desastre general hasta privar a nuestros descendientes del derecho a la existencia.

Durante esta pandemia viral, los científicos no descansan, el personal sanitario trabaja sin tregua y se procuran los recursos financieros en pro del remedio que pueda devolvernos la tranquilidad y la estabilidad.

No obstante, hay otra vacuna ya probada y garantizada de la cual poco se habla y a cuyo uso nos resistimos, porque significa en la mayoría de los casos cambiar un estilo de vida libertino por uno más moderado, porque demanda renunciar a la comodidad, al abuso y a la prepotencia de la especie humana y reemplazarlos por el esfuerzo, la austeridad y la humildad.

Porque esta vacuna nos pide cautela en la consecución de los recursos, racionalidad en el uso y respeto a la madre tierra y todo lo que habita en ella, virtudes que la humanidad contemporánea desconoce, gracias a la globalización, al consumo y a la codicia por la riqueza, entendida ésta por la acumulación de dinero que lo permite todo.

Ansiamos la vacuna de laboratorio contra el SARS-COV-2, que tal vez y ojalá llegue pronto y nos cure temporalmente del mortal virus, pero rechazamos la vacuna del respeto a nuestro planeta, que evitaría la contaminación, el saqueo del petróleo y minerales nativos, que intoxica fuentes y ríos, otrora

corrientes de agua frescas y puras, que impediría la deforestación de las selvas amazónicas etc.

Mientras la humanidad permanezca subordinada a su innato egoísmo y avidez, será imposible eludir las sombrías perspectivas de una inminente destrucción general. (O)