Cuatro mujeres, Premio Nobel 2020
Esta vez la mujer tuvo su punto de esplendor en la concesión de los tan esperados Premios Nobel 2020.
Dícese que el Nobel de Literatura y el de la Paz son los que más el público ansía conocer. Es que con varias semanas de anticipación comienza a especularse. Hasta se citan nombres.
En el caso del de Literatura, críticos, editores y aún los ávidos lectores hacen sus quinielas. No siempre, casi nunca aciertan. Nombres de quienes quedaron en las listas ilusorias continúan estándolo. A veces por años. Es lo que le sucedió al inmortal Jorge Luis Borges.
La escritora y periodista Irati Jiménez, al repasar en su sección semanal en “Graffiti” recuerda a varios autores que, mereciéndolos, no fueron premiados con el Nobel de Literatura. Entre ellos Federico García Lorca, Rubén Darío y Luis Cernuda. Y otros que, según ella, no lo merecían pero que fueron galardonados: Jacinto Benavente, Camilo José Cela o Juan Ramón Jiménez.
La sorpresa
Pero la Academia Sueca que otorga los Premios, hermética como es su razón de ser, casi siempre tiene sus sorpresas. En este 2020 no fue la excepción. El afamado galardón fue para la poetiza estadounidense Louise Glück. No estuvo en las listas de los favoritos. Poco o nada conocida por estos lares, además.
Y, claro, ni ella misma lo esperaba. Reconoció no haber estado preparada para recibir la notificación. Casi ninguno lo está. Además, porque, en el caso del de Literatura, no han faltado las bromas de mal gusto. Esto suele recordarlo Mario Vargas Llosa, laureado hace diez años. Por eso él esperó la confirmación plena para, entonces sí, festejar.
La primera reacción de Glück fue el de temor a “quedarse sin amigos”, porque todos ellos son escritores.
Se dice que no hay peor rivalidad, soterrada por su puesto, que entre los literatos. Tampoco deben ser los únicos.
Al pedírselo su reacción al Nobel, Glück, declaró: “Me preocupa la preservación de la vida diaria, de las personas que amo”.
“La vida familiar, privada, que quiere preservar forma parte de su obra poética. Es un referente de la lírica estadounidense actual y, por tanto, un nombre alejado de los grandes circuitos comerciales y literarios”.
La Academia Sueca falló a favor de esta mujer por su “inconfundible” voz poética, “caracterizada por una austera belleza y la búsqueda de la claridad”.
Ella, según declaró, anhela darse a conocer a través de sus últimos libros, no de la obra primeriza.
“Mis libros son muy distintos unos de otros. Sugeriría que no lean mi primer libro. Me gusta más mi trabajo reciente”, ha expresado. Y se titula “Faith and Virtuuous Night” (2014), pero sin desconocer que “Averno” sería un punto de partida.
Se informó que el libro con el que debutó en el mundo literario se titula “Firstborn” (1968).
“A ese volumen primerizo siguieron otros once. En algunos se sumerge en mitología y motivos clásicos, en otros apostará por cambios radicales en su estilo”. Y, de hecho, el “Faith and Virtuuous Night” le mereció el premio National Book Award.
La fe de Pre-Textos
Quien apostó por Louise Glück fue el editor en español Manuel Borrás, director editorial de Pre-Textos, que ha publicado siete poemarios, el más reciente hace cinco meses.
“Una poesía ‘riquísima”, de apariencia sencilla pero, en realidad trascendente y de horizontes complejos…” declaró Borrás al enterarse de la concesión del Nobel a Glück, cuya obra conoció a través de un amigo de Nueva York. Fue por el poemario “Iris Salvaje”, que le cautivó, y por el que ella ganó el Premio Pulitzer.
Borrás ha resaltado la “fe que su editorial ha puesto todos estos años en Glück aun cuando, reconoce, en el mejor de los casos han vendido 200 ejemplares de alguna de sus siete obras publicadas en español, ya que cuentan con los derechos para todos los países de habla hispana”.
“Pero no somos oportunistas y se insiste y se insiste” en la defensa de Glück, “prácticamente desconocida en el ámbito hispano porque, asegura Borrás, su editorial no apuesta por caballos ganadoras sino por la literatura”.
Borrás confía en que esta circunstancia sirva de llamada de atención ante lo que considera “una falta de crítica literaria independiente y de la existencia de una “literatura del espectáculo”.
La última obra que la nueva Nobel de Literatura ha publicado en español por Pre-Textos es “Una vida de pueblo”, en la que la autora “habla del pausado transcurrir de los días, con sus ritmos que parecen abolir el tiempo”.
En los 120 años de historia del Premio, la Academia Sueca “ha distinguido a 116 escritores, de los que solo 16 son mujeres y el 80 % originario de Europa o América del Norte, con un claro dominio de la lengua inglesa (30 galardonados, con Glück), por delante de la francesa y alemana (14) y española (11).
– QUÍMICA
Revolución de la genética.
Y como para corroborar que el 2020 fue el año de las mujeres, la Real Academia de las Ciencias sueca otorgó el Nobel de Química a la estadounidense Jennifer Doudna y a la francesa Emmanuelle Charpentier.
¿Por qué? Porque ellas desarrollaron un método para la edición genética que permite ‘reescribir” el código de la vida y con múltiples aplicaciones, desde la medicina a la agricultura”.
Son, repitámoslo, “autoras de una de las mayores revoluciones de la genética, la técnica más precisa, barata y efectiva para reescribir el código de la vida”.
Ellas, según la Academia, descubrieron las “tijeras genéticas CRISPR-Cas9” que permitió a los investigadores cambiar el ADN de animales, plantas y microorganismos “con gran precisión”.
Y esto ha contribuido “al desarrollo de nuevas terapias y abierto la posibilidad de curar en el futuro enfermedades hereditarias, además de introducir mejoras en el cultivo de plantas y hacerlas más resistentes a sequías y plagas”.
Pero como en todo hay algo de paradoja, la herramienta descubierta por las laureadas con el Nobel se inspira en los estudios que sobre el sistema inmunológico de las bacterias y cómo estas se defienden de los virus, hizo el investigador español Francis Mojica, quien sentó las bases de la técnica CRISPR.
Y, en efecto, Mojica lleva años entre los que apuestan por el ganador del Nobel. Una vez más no ha sido tomado en cuenta.
El Comité de los Premios Nobel nunca, nunca explica la razón de las posibles exclusiones, ni si ha considerado a otros posibles candidatos. Únicamente informa los méritos de los galardonados. Y punto.
Y por eso, Pernilla Witttung Stafshede, miembro del comité Nobel, explicó que los hallazgos de las mujeres laureadas, pese a no tener ni una década de historia”, han sido “de gran ayuda para la humanidad”
El descubrimiento
El trabajo conjunto de las dos investigadoras, que nació tras un encuentro casual en un café de San Juan de Puerto Rico, a donde fueron invitadas a participar en un congreso, les permitió “recrear las tijeras genéticas del Streptococcus pyogenes y simplificar sus componentes moleculares para facilitar su uso, luego las reprogramaron para controlarlas y poder cortar cualquier molécula de AND en un lugar predeterminado, “reescribiendo” así el código de la vida en uns ‘trascendental’ descubrimiento publicado en 2012”.
Por este descubrimiento las dos mujeres recibieron en 2015 el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica.
Es la primera vez que dos mujeres comparten el Nobel de Química, que hasta 2020 había distinguido a cinco mujeres de entre un total de 183 premiados.
Advertencia
Emmanuelle Charpentier, tan pronto como se enteró del Premio, a tiempo que dijo sentirse emocionada, rechazó que la técnica de edición del genoma se emplee en humanos por sus “implicaciones éticas”, como ya han hecho muchos organismos científicos en el todo el mundo.
La científica ha dicho que tal técnica debe servir “para curar enfermedades” de origen genético”, pero “no para la mejora humana”.
.- FÍSICA
«El secreto más oscuro del universo»
Los descubrimientos relacionados con los agujeros negros, el “secreto más oscuro del universo”, fueron las razones para que la Real Academia de las Ciencias sueca otorgara el Premio Nobel de Física 2020 a la estadounidense Andrea Ghez, que lo compartirá con el británico Roger Penrose y el alemán Reinhard Genzel.
“A Penrose se le distingue por mostrar que la Teoría General de la Relatividad, formulada por Albert Einsten, implica la formación de estos “exóticos” fenómenos, mientras que a sus dos colegas se les premia por el hallazgo de un objeto compacto y supermasivo en el centro de nuestra Galaxia”.
Mientras, el trabajo pionero de Genzel y Ghez “ha abierto el camino de nuevas generaciones de test más precisos de las formulaciones de Einsten y sus predicciones”.
Los dos confirmaron la sospecha sobre la existencia de un agujero negro en la centro de la Vía Láctea. Genzel y su equipo lo hicieron desde Chile; el de Ghez, desde el observatorio Heck, en motaña hawaiana de Mauna Kea.
“Las mediciones de ambos grupos coincidieron en probar la existencia de un objeto extremadamente pesado e invisible que arrastraba las estrellas y las hacía moverse a velocidades de vértigo y proporcionaron ‘la evidencia más convincente’ de que hay un agujero negro ‘supermasivo’ en el centro de nuestra galaxia”.
«Que inspire»
Ghez, nacida en Nueva York en 1965, es la cuarta mujer en ganar el Nobel de Física.
Expresó su “emoción” por el reconocimiento, pero quiere que esto “inspire” a más mujeres jóvenes “para que se interesen por este campo de la ciencia”, donde “puedan hacer muchas cosas”.
La científica ha destacado la importancia del conocimiento de los agujeros negros, que son “bloques de construcción fundamentales del universo”, aunque no se sabe qué hay dentro de ellos.
El Nobel de Física está dotado de 1,1 millones de dólares. El 50 % será para Penrose; el otro 50 % se lo dividirán entre Genzel y Ghez. (JDF/EFE). (F).