Lo oculto y cotidiano que tiene Cuenca│FOTOS

El órgano de fuelles hoy se ha convertido en una de las obras artísticas más importantes de Cuenca. Reposa en el museo Catedral Vieja. Fue ensamblado con piezas traídas desde Alemania en 1735.

Cuenca es una ciudad que tiene arte, cultura y tradiciones, lo que la hace particular y la ha
convertido en un destino para turistas nacionales y visitantes extranjeros, que incluso han optado por esta ciudad como un espacio de descanso.

Pero Cuenca tiene cosas ocultas y otras que son cotidianas, y que pueden pasar por desapercibidas por quienes viven en esta urbe, pero son un atractivo para los extraños.

Por ejemplo, la cripta, que está en la parte baja de la Catedral La Inmaculada, que tiene tres accesos. Un por la calle Padre Aguirre, otro por la Sacristía y un tercero por la calle Mariscal Sucre.

Monumento al juego tradicional del palo ensebado, ubicado en el barrio de El Vado, tiene diez metros de largo.

La forma de esta cripta es la de un callejón largo con bóvedas funerarias a cada lado. Allí están sepultados algunos de los personajes ilustres de la ciudad de Cuenca.

En la cripta ubicada en la parte baja de la Catedral Nueva reposan los restos de algunos de los personajes ilustres de la ciudad.

Entre ellos: Remigio Crespo Toral, Antonio Vega, Fray Vicente Solano; al igual que obispos de la ciudad como Miguel León, Manuel María Política, Daniel Hermida, Manuel Serrano Abad; y el constructor de la catedral: Luis Antonio Chicaiza.

Esta placa se halla en la Catedral Vieja y hace referencia a la utilización de la antigua torre como punto de referencia clave para la Misión Geodésica Francesa en 1736, que determinó el arco de meridiano.

También hay cosas que para algunos significan un atractivo, pero para otros son parte de la cotidianidad, como por ejemplo el monumento al palo ensebado, que está en El Vado, y que tiene cerca de 10 metros de alto.

La gigante campana de Santo Domingo, de más de tres toneladas y 2,50 de diámetro, conocida como la “ronca morena”, sufrió una trizadura por los años 60 y desde entonces dejó de funcionar.

Y es el palo ensebado es un juego tradicional que se daba en las fiestas de los pueblos con el objetivo de alcanzar los premios y sobre todo divertirse, lo que atraía a barrios completos.

Un pozo que se encontró durante la restauración de la calle Santa Ana hoy permanece visible para el público.

También en esta zona está la Casa de la Lira, que es uno de los elementos que fue tomado en cuenta para designar a Cuenca como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Es una representación de la tradición musical de Cuenca.

Antiguo canal de agua en la casa de Los Arcos.

En la calle Santa Ana, que está junto a la Catedral La Inmaculada, igualmente se puede observar una especie de fosa, que está cubierta con vidrio para proteger vestigios arqueológicos.

Texto: Cristian Sánchez

Fotos: Xavier Caivinagua