Bienestar común

Viviana Bernal Estrada

En ciertos escenarios políticos, la ideología impera cuando el arte de negociar resta su efectividad; en este sentido, cada personaje trata de mostrar lo mejor de sí para ocasionar una buena impresión a sus adeptos, lo que también se puede entender como una forma de apalancamiento válida y necesaria cuando de medir la credibilidad se trata.

En la composición de la política y la técnica, se vislumbran acuerdos y oposiciones, posturas lógicas cuando más allá de la ideología existe un propósito de bienestar común y es precisamente ese “blanco” el que se desvanece cuando se da fuerza a las diferencias ideológicas y a la oposición irracional; más no, a lo que realmente importa, construir en sociedad.

Cuando se entienda que la comunidad política se debe en principio a la defensa y doctrina de sus ideales sin perder el propósito de bienestar común, recién allí, es cuando se marca un nuevo desafío, un cambio meritorio de respeto y confianza, ahí es cuando se potencializa todas las capacidades mientras se utilizan las estrategias necesarias.

Los intereses y necesidades de la sociedad son diversas, mal se puede hablar de gestión efectiva de política cuando de antemano ya se conoce que el beneficio no será igual para todos y todas; no obstante, mientras las acciones se encaminen a lo justo y equitativo, ahí recién se visibilizará una gestión política veraz con capacidad y sensibilidad. (O)