Miedo, silencio y súbditos

Carlos Castro Riera

El autoritarismo fue la forma de dominación política utilizada por el correato para sembrar miedo, silencio en la sociedad y crear súbditos al servicio de la voluntad única del déspota.

Esto se replicó en las universidades del país, creando estructuras verticales de poder, algunas de ellas regentadas por el gobierno como jardines de infantes, otras donde los rectores convertidos en gerentes generales de empresa designan y destituyen a autoridades académicas y donde el cogobierno se hace con las autoridades centrales de educación superior y la llamada autonomía responsable se subordina a la voluntad del régimen que provee de fondos a las universidades.

En estas condiciones el gobierno de las universidades no se basa en la democracia interna sino en el autoritarismo que genera miedo y silencio entre estudiantes, profesores y donde la política académica se reduce al cumplimiento de formalismos académicos y administrativos, informes, controles, reportes, indicadores artificiosos de calidad, incontables reuniones, vigilancia, investigación intrascendente e impertinente, sujeción e incondicionalidad a la autoridad máxima, cálculo clientelar en las decisiones, arbitrariedad, irrespeto a derechos e inseguridad jurídica.

En este sentido las Reformas a la Ley Orgánica de Educación Superior del 2018 no tocaron aspectos esenciales de la estructura y funcionamiento de las universidades para transformarlas en comunidades científicas democráticas, donde se respire un ambiente académico de libertad, diálogo y corresponsabilidad de estudiantes, profesores y más servidores públicos universitarios, con sujeción irrestricto a la Constitución, los derechos y garantías.

Las universidades deben ser paradigma de democracia, erradicación del clientelismo y populismo en las relaciones institucionales, respeto a los debidos procesos, concursos de docentes realizados con oportunidad, rectitud y bien programados, relaciones laborales diáfanas, éticas y jurídicas con respeto a las organizaciones estudiantiles, docentes y laborales.

Las universidades deben reinsertarse en la vida social participando en la solución de los problemas de la comunidad, abandonar el mutismo y el juego con los gobiernos de turno. Hay que recobrar la dignidad universitaria. (O)